CNN — Las tendencias, políticas, religiosas y sexuales son un indicio de inteligencia, afirma un estudio de la Escuela Londinense de Ciencia Económica y Política.
El psicólogo evolucionista Satoshi Kanazawa relacionó información sobre esas conductas con el coeficiente intelectual (IQ) y encontró que, en promedio, las personas que se dijeron ateos y liberales, tenían un IQ más alto.
Los participantes que se declararon ateos tenían un IQ promedio de 103 puntos en la adolescencia, mientras los adultos que se dijeron religiosos, tuvieron un promedio de 97, encontró el estudio.
Este resultado aplicó también para la exclusividad sexual, pero sólo en los hombres. Esto quiere decir que los hombres que se relacionan sexualmente con una sola pareja, tienen un coeficiente más elevado.
Las diferencias en el IQ –que no son determinantes aunque tampoco insignificantes- son del orden de seis a once puntos y muestran cómo se desarrollan ciertos patrones de identificación con alguna ideología, y cómo cambia el comportamiento de las personas con ello.
Los datos no deben ser utilizados para estereotipar o crear prejuicios sobre las personas, dicen los expertos.
La razón de este resultado es que todas esas tendencias van en contra del pasado evolutivo del ser humano. En otras palabras, ninguno de estos rasgos habría sido benéfico para nuestros ancestros, pero podrían estar asociados a una inteligencia mayor.
“Adoptar algunas nuevas y evolucionadas ideas tiene que ver con el avance de las especies”, dijo James Bailey, catedrático de la universidad George Washington.
“Incluso tiene mucho sentido que las personas más inteligentes –que parecen tener mayor poder intelectual- son quienes las hacen avanzar”.
Agregó que estas preferencias podrían ser un deseo reprimido de mostrar superioridad o elitismo, lo cual también está relacionado con el coeficiente. De hecho, adherirse a filosofías poco convencionales –como el liberalismo y el ateísmo- pueden ser una forma de “decir a los demás que eres muy listo”, dijo.
El estudio analizó una larga muestra del Estudio Nacional Longitudinal de Comportamiento Adolescente. Los entrevistados tenían entre 18 y 28 años entre los años 2001 y 2002. Otra fuente del estudio fue la Encuesta Social General de los Estados Unidos.
Monógamos, ¿más listos? Sólo los hombres
Kanazawa descartó que una inteligencia superior o inferior tuviera que ver con la monogamia en las mujeres. Esto tiene sentido si vemos que, el tener una sola pareja, ha sido un comportamiento tradicionalmente femenino desde hace miles de años; por lo que esta exclusividad no es nada nuevo.
Para los hombres, por otra parte, la monogamia va en contra de su “deber” evolutivo, que les indica que deben “esparcir su semilla” con múltiples parejas.
En cambio, las mujeres necesitan de una pareja estable que les provea de recursos, considerando que pasan nueve meses embarazadas y varios años cuidando de hijos pequeños.
Mentes libres de dogmas
La religión, según esta teoría, no ayudó exactamente a la gente a sobrevivir o reproducirse, pero las ha ayudado a cuidarse al volverlas “paranoicas”, dice Kanazawa.
Por ejemplo: asumir que un ruido lejano es señal de una amenaza, ayuda a los humanos a prepararse para el peligro.
“La paranoia ayuda a la vida, y si los humanos son paranoicos, se vuelven más religiosos y ven las manos de Dios en todas partes”, asegura el investigador.
El ateísmo “permite cuestionar y especular sobre la vida sin preocuparse por los dogmas de una religión”, afirmó el profesor Bailey.
“Históricamente, todo lo que es nuevo y diferente es visto como una amenaza en términos de las creencias religiosas, pues casi todas las religiones se basan en la permanencia”, apuntó.
Liberales, más generosos
El estudio recoge el concepto estadounidense de ‘liberal’, en comparación con un conservador, al margen de tendencias políticas, como el aborto y los derechos de los homosexuales.
“Los liberales suelen preocuparse más por personas totalmente ajenas a ellos, mientras que los conservadores sólo muestran preocupación por quienes les son afines”, explicó el catedrático.
Considerando que nuestros ancestros tuvieron un agudo interés en la supervivencia de su descendencia, la postura conservadora sigue la línea de la evolución, más que la liberal, afirma Kanazawa. “Es antinatural en los seres humanos el preocuparse por los extraños”, dijo.
El estudio encontró que los adultos jóvenes que dijeron ser más conservadores tienen un coeficiente promedio de 95, en comparación con los que se dijeron “más liberales”, que tuvieron un promedio de 106.
La preocupación de los conservadores por sus seres más cercanos encaja también con la necesidad de mantenerse a salvo, en contraste con la tendencia de los liberales por aventurarse hacia lo desconocido, afirmó Bailey.
No obstante, ninguna de estas tendencias es evidencia de que la evolución de la especie humana esté condicionada a esas ideas, advirtió Kanazawa.
“Las personas más inteligentes tienen menos hijos, así que salirse de la trayectoria (de conservación de la especie) es algo que no va a suceder”, concluyó.