sábado, 8 de noviembre de 2008

Bye, bye, bye...


Me da tristeza que ya no me importes... que siempre me condenes pensando que tu realidad es la única. Que "Yo estoy bien - Tú estás mal". Que te pese tanto mi libertad mientras tú tienes mil cadenas.


Te ofrecí lo que nadie podrá darte jamás. Nunca. Es imposible. Y era de corazón. Me da tristeza tu actitud. Y no por mí que, a final de cuentas, soy feliz pase lo que pase. Pero tú eres la persona más infeliz de la creación. Te gusta autoflagelarte. No quieres ser feliz ni un sólo día, pues tu Dios colérico e imbécil te lo prohibe. Terribles neurosis causas las religiones de ese tipo.


Lamentablemente somos polos opuestos. Yo, como Nikos Kazantzakis, no espero nada ni temo a nada... soy libre... suerte en tu vida. Pero ya me vales madres... que triste llegar a este grado de indiferencia. Pero no se puede ignorar la realidad. No puedo cerrar los ojos para que la bola de nieve desaparezca. Ni meter la cabeza en la arena.


Suerte. De veras mucha suerte. La necesitarás algún día... y yo no estaré ahí...

Aeternum vale!

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