jueves, 28 de mayo de 2009

Libros leidos XII: El viejo y la mar


Otro clásico de mi viejo Space (RIP)...

El Viejo y la mar (Literatura)
14 septiembre 2006 02:33 p.m.

Como he escrito en el pasado, en mi biblioteca personal tengo tesoros invaluables. Los mejores títulos de los grandes escritores universales. Pero como estúpido que soy, apenas y los hojeo. Realmente he leído poco, a pesar de lo mucho que he leído. El domingo leí un reportaje de El Universal, sobre lo que leían los importantes del país. Y más que el morbo por saber lo que leen, si es que lo hacen gente inepta y estúpida como Abascal, Fox o Calderón, quedé pasmado al ver el nivel de chingonería que ha alcanzado Monsiváis: lee 150 cuartillas al día, además de leer el periódico o revistas, o diversos documentos. Aparte, escribe o da conferencias. Lee entre 100 y 150 libros al año. COÑO!!!

Al saber eso, me di asco a mi mismo... pues a pesar que leo todos los días, no es lo suficiente, no como yo sé que puedo hacerlo. Leeré unos 20 libros al año, entre gruesos y delgados... aparte de hojear muchos otros, en consulta o por curiosidad... aparte de comics y el periódico... y aunque eso es muy superior a la media nacional, menos de un libro al año por habitante, pues no es suficiente, porque yo no soy como la media nacional. Me doy asco.

Así que como servicio a mi estabilidad, leeré un libro por día... o lo más cercano a un libro por día... ... y empecé este nuevo hábito con un clásico de clásicos, del cual hasta crítica del mismo Horacio Villalobos ya escuché, en sus usuales andanadas contra la mediocridad, con su muy efectivo método de la comparación de lo vomitivo con lo sublime: El Viejo y La Mar.

La historia trata de un viejo llamado Santiago, que en su mejor época era conocido como "El Campeón". Y trata de su búsqueda personal, de su misión en la vida, ahora que se encuentra en el extremo de ésta. Y esa misión es pescar un enorme pez, mismo que logra cazar, tras mil peripecias, y del que apenas logra conservar unos guiñapos, tras una fiera pelea contra varios tiburones, de los cuales mata cuatro y hiere a dos.

La parte en la que más me pude simbiotizar con la historia, fue cuando el viejo logra dañar al pez con su arpón, hiriéndolo de muerte.

¿Y cual es la forma correcta para decir... "la mar" o "el mar?

Según el mismo Hemingway, "Decía siempre la mar. Así es como le dicen en español cuando la quieren. A veces los que la quieren hablan mal de ella, pero lo hacen siempre como si fuera una mujer. Algunos de los pescadores más jóvenes, los que usaban boyas y flotadores para sus sedales y tenían botes de motor comprados cuando los hígados de tiburón se cotizaban altos, empleaban el artículo masculino, le llamaban el mar. Hablaban del mar como un contendiente o un lugar, o aun un enemigo. Pero el viejo lo concebía siempre como perteneciente al género femenino y como algo que concedía o negaba favores, y si hacía cosas perversas y terribles era porque no podía remediarlo. La luna, pensaba, le afectaba lo mismo que a una mujer."

Bueno, por hoy es todo de El Viejo y la Mar... un fabuloso relato existencialista... sobre nuestra razón de ser en esta asquerosa y virulenta vida. Y sobre como poder llegar a esa meta: esfuerzo y concentración. Y una pizca de dolor, tan ineludible a lo largo de nuestra vida. La verdad noble de Buda.

Este libro me recordó las palabras de Saint-Exúpery, que rezan: "Si me derriban no extrañaré nada. El hormigueo del futuro me asusta y odio su virtud robótica. Yo nací para jardinero".

Finalmente, he aquí as frases más representativas de este breve, pero intenso relato... de diez...


  • Pero trato de no pedir prestado. Primero pides prestado; luego pides limosna.
  • En mayo cualquiera es pescador.
  • Cada día es un nuevo día. Es mejor tener suerte. Pero yo prefiero ser exacto. Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto.
  • Ahora hay que pensar en una sola cosa. Aquella para la que he nacido.
  • Tal vez yo no debiera ser pescador, pensó. pero para eso he nacido.
  • Tirad, manos, pensó. Aguantad firmes, piernas. No me falles, cabeza. Nunca te has dejado llevar.
  • Me estas matando, pez, pensó el viejo. Pero tienes derecho. Hermano, jamás en mi vida he visto cosa más grande, ni más hermosa, ni más tranquila, ni más noble que tú. Vamos, vean a matarme. No me importa quién mate a quién.
  • Tengo que tener clara la mente... Soy un hombre viejo y cansado. Pero he matado a este pez que es mi hermano y ahora debo terminar la faena.
  • Pero el hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado.
  • No pienses, viejo. Sigue tu rumbo y dale el pecho a la cosa cuando venga.
  • Es idiota no abrigar esperanzas, pensó. Además, creo que es un pecado.
  • Debiste haber traído muchas cosas, pensó. Pero no las has traído, viejo. Ahora no es el momento de pensar en lo que no tienes. Piensa en lo que puedes hacer con lo que hay.
  • ... por su dolor se dio cuenta de que no estaba muerto.
  • No es tan mala la derrota, pensó. Jamás pensé que fuera tan fácil. ¿Y qué es lo que te ha derrotado, viejo?, pensó. Nada -dijo en voz alta-. Me alejé demasiado.

Actualización 2009:

Este libro se lo presté a Perla ese mismo 2006, y ella me prestó la autobriografía de Mary Kay, de la cual hablaremos luego. Nos distanciamos y nunca más volví a ver el libro... así como yo me quedé con el suyo... no somos nada...

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