jueves, 4 de junio de 2009

Libros Leídos XVIII: Macbeth


De mi viejo Space, de un libro básico de mi top ten... el mejor de todos quizá...


Macbeth (I) (Shakespeare)
14 septiembre 2006 02:51 p.m.

Si tuviera que irme el resto de mi vida exiliado a una isla lejana, sin comunicación alguna, ni contacto humano, ni comodidades ni nada.... y me dieran a elegir los libros de un autor, para acompañarme por los días que me queden en este asqueroso planeta, no dudaría ni un instante en decir “Shakespeare”.

Y no es mi autor favorito porque soy un borreguito y sigo lo que los demás han dicho por siglos: que Shakespeare es poesía pura, que es el mejor escritor de todos los tiempos, que sus obras teatrales son lo máximos. Si fuera borreguito seguiría siendo católico. Si me fuera con la pinta de que “es el mejor escritor”, pues me gustaría más Cervantes, con su Quijote, más cercano a mi realidad hispana. Pero no, a pesar de tener el Quijote no me da por leerlo. Me da hueva. Algún día lo leeré, y quizá me guste, pero dudo que me agrade tanto como lo hace Shakespeare. Tampoco digo que soy su más encarnado fan-lector. Sólo he leído algunos de sus libros (Sueño de una noche de verano, Hamlet, Romeo y Julieta, Julio César, El Rey Lear y Antonio y Cleopatra). Habrá quien piense “wow, ya leyó todos esos libros de Shakespeare”, pensando que son muchos. Y no. Shakespeare tiene un mucho mayor repertorio, que aunque lo tengo, en su mayoría, aún no lo he leído como se debe.

Ok, Shakespeare. Y de lo poco que he leído... si me dieran a escoger sólo una de sus obras, para acompañarme en esa desolación, para acompañar mis pensamiento y emociones tormentosas, ¿cuál elegiría? Y, nuevamente, sin dudarlo un solo segundo, volvería a contestar con una sola palabra: Macbeth.

Desde el instante en que cayó en mi manos, esa obra me hipnotizó. No sabía de que trataba, ni nada de nada. Hay libros de los cuales ya tengo ciertas referencias, como My Kamp, La evolución de las especies, o El ser y el tiempo. Y, por ende, pues deberían ser más atractivos y ya debí de haberlos leído. Pero no. Medio he ojeado la biblia del Fürher solamente. Macbeth tuvo un efecto mágico en mí, como cuando vez por primera vez a una hermosa chica que te cautiva, te envuelve y te enamora. No necesitaste saber su edad, su signo zodiacal, ni si tiene novio o no. Su dirección, religión, estado civil o cosas de esas. Con sólo verla quedas prendado a ella. Igual me pasó con Macbeth.

Hace algunos años la editorial Folio publicó varias de las obras cúspide de la literatura, de todos los tiempos. Y uno de sus primeros números fue destinado a un libro de tapa dura de piel verde, con motivos dorados que la adornaban, que decía en su parte superior media “MACBETH”. Lo abrí, lo leí, y me enamoré. Después tuve el mismo libro con editorial Porrúa (donde vienen incluidas El mercader de Venecia, Las alegres comadres de Windsor, Julio César y La tempestad), una vez más con la editorial RBA (que incluía Hamlet, El Rey Lear, Othelo, Rome y Julieta, y Julio César), otra con editorial Club Internacional de Libro ( que contenía a Romeo y Julieta, a Hamlet y Sueño de una noche de Verano). Finalmente, la última versión de Macbeth que tengo es la que publicó RBA en la colección de la obra completa de Shakespeare, hace como un año.

Sin embargo, a mi la que más me gusta es la de Folio (que incluye al Rey Lear).

Macbeth está basada en hechos reales. Realmente existió un rey llamado Macbeth, que reinó Escocia durante 17 años. Claro, hechos reales tratados bajo la aguda y lambiscona pluma de Shakespeare. No todo es poesía en el autor inglés.

Macbeth nació allá del año 1005, y murió en el año 1057. Durante 17 años gobernó Escocia, de manera próspera. No era tan cabroncito como nos lo dice Shakespeare, varios siglos después. Era un jefe militar al servicio del rey Duncan I, su primo. Pero mejor ni me adelantó.

Algunos historiadores dicen que Macbeth fue escrito entre 1601 y 1602, pero se cree que fue escrito en 1606, pues hace referencias a sucesos acaecidos ese año, como el proceso contra Henry Garne –marzo de 1606-, acusado de ser partícipe de la Conjura de la pólvora.

Se cree que Macbeth fue escrito entre mayo de 1606 y finales de ese año. Y se supone que fue escrita para ser representada en la corte ante el rey Jacobo I de Inglaterra y Escocia, y Christian IV de Dinamarca, entre agosto de 1605 y agosto de 1606, según un tal Muir; o el 18 de julio. O el 10 de agosto de 1606. Un desmadre en las fechas.

Macbeth se publicó por primera vez en el famosísimo Folio de 1603. Se duda que esa versión sea la original de Shakespeare. Tal vez los editores hicieron una trascripción de un manuscrito de Shakespeare, hecha al dictado, que estaba en poder de sus King’s Men.

Tuvo varias fuentes de información, entre ellas la célebre Chronicles of Englad, Scontland and Ireland, de Holished, publicada en 1577. A su vez, el libro base del anterior fue Escotorum Historia, de Hector Boethius, publicado en Paris hacia 1526. Y, a su vez, los cronistas John Forum y Andrew de Wyntoun, escoceses ambos, sirvieron de base para el libro de Boethius. A todos pudo tomarlos Shakespeare de base histórica.

Otros libros que bien pudo tomar de consulta fueron Rerum Scoticarum Historia, de George Buchanan, De origine, Moribus Et Rebus Destis Scototum (1578), de John Leslie. The discovery of Witchcraft (1584), de Reginald Scot, donde el autor pide moderación ante la persecución de “brujas”. Incluso el mismo Jacobo, en aquel entonces VI de Escocia, escribió un libro condenando esa opinión, llamado Daemonologie (1597). Y, por supuesto, Séneca.

Como dato histórico-curioso, en 1610 Midleton publica The Witch, ante lo cual muchos creyeron que Middleton ayudó a Shakespeare en la elaboración de Macbeth. Pero no, no, no. Las brujas de Middleton administran el mal por encargo, e inflingen daños físicos. Las de Shakespeare eligen libremente a sus ratoncillos de indias, e incitan al crimen hasta que este se consuma. Son muy cabronas y deformadoras del alma.

Macbeth es una tragedia. Los parámetros de las tragedias son:

1. Los personajes principales son dioses, semidioses o gente importante. Jamás el populacho.
2. La plebe es de relleno, si es que acaso se asoma.
3. Se basa en hechos o personajes mitológicos o reales.
4. Tiene un orden lógico: inicio-desarrollo-clímax.
5. Un momento antes del final debe existir un punto climático, de manera que el público tenga una bonita catarsis.
6. Son escritas en trilogías
7. Son escritas en verso
8. Se comete un error trágico que se tiene que castigar, para que regrese el orden natural.
9. Puede ser tragedia de destrucción (el personaje principal ce revela contra el castigo), o de sublimación (el personaje acepta su castigo). Sólo hay tres casos en la literatura donde la tragedia ha sido de sublimación: La Orestiada, Ajax, y Edipo Rey. En todos los demás casos, los personajes son hechos mierda por los dioses, o el destino.

En lo único que no cumple Shakespeare con su Macbeth, es en lo de las trilogías. Sólo Henry VI, de toda su prolífica obra, es trilogía. Y no es todo poema. La mayor parte la conforman “versos blancos”, endecasílabos sin rimar que, en manos de Shakespeare, es un maravilloso instrumento a mitad de camino entre la lírica y la prosa (la prosa en Shakespeare sólo aparece en breves trozos de especial impetuosidad, en razones de carácter cómico o por vehencia demasiado alucinante para el ritmo).

Pero la literatura no es algo cuadradote en la forma. Más bien en el fondo es donde debe ser inflexible. Y aquí se tratan de seres superiores a la plebe, se comete un error que debe pagarse con sangre, basada en hechos reales.

Una de las características de Shakespeare es que acondiciona la historia real a representaciones de pocos actos. Imposible narrar cabalmente 17 años del ascenso, reinado y caída de Macbeth. Él lo hace de una forma muy natural, como si pasaran escasos días entre cada evento.

Finalmente, Macbeth es una de las obras más cortas del dramaturgo. Sólo la superan en brevedad Comedia de errores y La Tempestad. Y por el lado contrario tenemos a Hamlet, la obra dramática más larga de la historia.

Macbeth se divide en 5 actos, que a su vez se dividen entre 28 escenas.


Macbeth (II) (Shakespeare)
14 septiembre 2006 02:53 p.m.

Continuando con las entradas shakeasperianas... ¿Cuál es el tema central de Macbeth? Unos dicen que la maldad. Otros que el destino. Desde mi muy particular punto de vista, considero que la ambición es el eje sobre el cual se desarrolla toda la historia.

Si bien la maldad abunda, personificada por Lady Macbeth, quien “seduce” al “ingenuo” Macbeth, y las brujas encarnizan la fuerza del ineludible destino, poderosa potencia a la cual ni siquiera los dioses pueden evadir, la ambición es un elemento necesario en la psique del Thane pues como dijera mi hermosa Chaparrita, si él no fuera de esa calaña haría caso omiso a las recomendaciones regicidas de su amada...

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