lunes, 8 de junio de 2009

Modelos alternativos de Estado: Patricio...


Siempre lo he dicho y no me cansaré de hacerlo: Patricio es un chingón...

06 junio, 2009

El Pescado Original

Modelos alternativos de Estado

Cada vez va quedando más claro que el nuestro no solamente es un Estado fallido, sino que además es un Estado en proceso de desaparición. La descomposición de nuestro Estado nacional ha llegado a tal punto que tratar reformarlo es como echarle dinero bueno al malo. Lo mejor sería aplicar el pensamiento creativo y el ingenio que nos es propio como pueblo para diseñar un nuevo modelo de Estado, práctico y funcional, en el que todos podamos vivir mejor, más seguros y más contentos. He aquí algunas opciones:

Narco-Estado.
Básicamente, el narco-Estado mexicano funcionaría más o menos como ya funciona ahorita, pero sin las trabas que le impiden desarrollarse y alcanzar su máximo potencial. Para empezar, la nación ya no estaría dividida en entidades federativas, sino en cárteles que controlarían territorios debidamente delimitados por una nueva Carta Magna, que sería respetada por todos los capos, sicarios y ciudadanos de a pie. Las secretarías más importantes ya no serían Gobernación y Seguridad Pública, sino Agricultura y Comunicaciones y Transportes; y la Secretaría de Hacienda dejaría de ser necesaria, pues los impuestos serían cobrados in situ por los grupos delictivos. El ejército regresaría a los cuarteles y las corporaciones policiacas a los cárteles. Los territorios y cárteles estarían unidos por un Tratado de Libre Comercio que privilegiaría el libre tránsito de mercancías (hacia el norte), y cada territorio generaría su propia riqueza, que distribuiría entres sus habitantes, en dólares o en especie. Los símbolos patrios experimentarían algunos ajustes:
El himno nacional sería sustituido por El jefe de jefes.
La bandera mexicana sería solo verde y blanco.
La religión oficial serían el culto a Jesús Malverde y el de la Santa Muerte.

Monarquía prehispánica.
Como todo tiempo pasado fue mejor, pues qué mejor que restablecer el pasado prehispánico y revivir el esplendor de aquellos tiempos de grandeza, de antes de que llegaran los españoles y lo echaran todo a perder. Lo primero que habría que hacer para tratar de recuperar el tiempo perdido sería ungir como gran Tlatoani a Cuauhtémoc Blanco, el único Cuauhtémoc digno del cargo que nos queda, águila que cayó de pie en el Chicago Fire y que nos salvará de no asistir al mundial de Sudáfrica. Después de restaurar la monarquía, lo siguiente sería prohibir de entrada el uso del español y decretar al náhuatl como lengua oficial (podemos todos aprenderlo en las oficinas públicas del gobierno del Distrito Federal). Como un segundo paso, el gobierno del DF, el municipio de Texcoco y el grupo Café Tacuba restablecerían la Triple Alianza, y emprenderían una guerra florida contra el resto del país, hasta recuperar todos los territorios del antiguo imperio mexica.
Se construirían dos enormes pirámides: una sobre la Catedral Metropolitana y otra sobre la Basílica de Guadalupe, con sus respectivos espectáculos de luz y sonido. Se ampliarían las instalaciones del juego de pelota de Teotihuacán, para que puedan caber tantos espectadores como en el estadio Azteca, y el antiguo juego de pelota sustituiría al balompié, que tantas decepciones nos ha dado históricamente.
Sería restablecida la práctica del sacrificio ritual, con la salvedad de que, en vez de sacrificar a bellas muchachitas en edad de merecer y a apuestos mancebos (que nos van a hacer falta para otras cosas), se le sacaría el corazón a todas las personas que aparezcan con regularidad en las secciones de sociales de los diarios y en las revistas de gente bien.
La nación, obviamente, viviría de los turistas que vengan a visitar el nuevo, enorme y exótico parque temático.

Telecracia
Los tres poderes de la unión serán Televisa, TV Azteca y Cablevisión. Al mejor estilo de The Truman Show, la vida cotidiana del país se convertirá en un inmenso reality show de ciento diez millones de habitantes, que será exportado al resto del mundo. Todos nos ganaremos la vida anunciando productos en nuestras camisetas, camisas y vestidos, al estilo de los jugadores de fútbol, y contaremos con contratos de exclusividad vitalicios con alguna de las televisoras, que además de fortuna, nos garantizarán cuando menos quince minutos de fama a lo largo de la vida. La Secretaría de Educación Pública será sustituida formalmente por la barra de comedias del Canal de las Estrellas, y La Hora Nacional por el noticiero de López Dóriga. El rating de cada uno de los habitantes será evaluado año tras año por un grupo de jueces –cantantes juveniles, productores de comedias y maestros de baile–, y los compatriotas que no convenzan serán expulsados del territorio nacional o vendidos a una cadena de televisión extranjera. Todos los hombres tendremos abdomen de lavadero y la inteligencia de Latin Lover, y todas las mujeres serán unas vampiresas anoréxicas, con chichis de silicón.

Estado No Muy Libre Asociado
Puerto Rico logró ingresar al primer mundo por la vía de la anexión a los Estados Unidos, recurso facilón, pero efectivo para salir del subdesarrollo sin tener que esforzarse para lograrlo. Como nosotros tampoco estamos haciendo ese esfuerzo, podríamos seguir el ejemplo de los boricuas, pero no asociarnos con los Estados Unidos –que ya van de bajada– sino con China, que va en ascenso, o con India, nación con la que compartimos la afición por el picante, las vestimentas coloridas y el caos.

Emiratos Árabes Mexicanos
Como en México lo único que crece –además de la pobreza y el número de mexicanos– es la fortuna de Carlos Slim, ya va siendo hora de que reconozcamos el esfuerzo y la tenacidad de este mexicano de excepción, y nos pongamos a sus pies. Para formalizar nuestra entrega, podríamos erigirnos en Emirato Árabe, nombrarlo jeque, sultán o rey, regalarle Pemex como muestra de buena voluntad, y rogarle que nos convierta en el Dubai de América del Norte (y de pasadita, podríamos pedirle que le baje a las tarifas telefónicas).

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