domingo, 11 de julio de 2010

Libros Leídos XL: Loca de Amor






La semana pasada leí El Último Judío. Quise, en esta semana, otra novela que me remitiera a la España medieval. Quería adentrarme más en esa España sumida en el fanatismo religioso con ínfulas de imperialismo global, esa España con un pueblo pobre, pero con una clase noble asquerosamente rica por los "descubrimientos" que hiciera Colón al otro lado del mundo.

Y me decidí por una fabulosa historia: Loca de Amor , en castellano, o Un Amour Fou, en su original francés, de la escritora Catherine Hermary-Vieille.

La otra opción era Los Amante de Granada... y no me arrepiento de la elección.

Sé muy bien que las novelas históricas no son la neta del planeta. Pero cuando el novelista usa aparte de su imaginación documentos históricos, este tipo de lecturas resultan doblemente deliciosas, pues no sólo reconstruyen una época lejana y personajes formidables, sino que los hilvanan con hechos, fechas, datos, cifras, nombres...

La historia de Europa es riquísima. Un territorio pequeño para tantos egos, tantas intrigas, tantas guerras que derramaron toneladas de sangre en el nombre del poder y de Cristo.

España está en la etapa final de su reunificación. En la expulsión de los moros de la península ibérica, esos moros que trajeron su cultura, su ciencia, su fascinante arquitectura a un pueblo de bárbaros que se las gastaba haciendo autos de fe.

Una puberta Juana, hija de los muy reyes católicos Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, es comprometida con Felipe, el hijo del emperador Maximiliano de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Ella, educada con esa estúpida educación católica de que todo es pecado, de que es superior a lso demás, vive acomplejada, temerosa, de un mundo que le parece fascinante, seductor, pero lleno de reprimendas moralinas.

Se da cuenta,muy tarde, y muy a su pesar, que todos la usan: sus padres, primero para establecer alianzas contra los franceses y luego para no perderlo todo; su esposo, para apoderarse del reino español y hacer alianzas con Francia e Inglaterra; sus súbditos, para combatir la corte flamenca de su hijo Carlos; y éste último, para mantenerse en el poder de España y del rico oro allende Oceanía. ¿Alguna vez la amaron de verdad?

Juana la Loca... ¿fue, o se hizo? ¿o la hicieron? Seguramente sufría alguna especie de neurosis religiosa, que con el tiempo se hizo a mayores... un transtorno bipolar... esos arranques en Flandes, esas rabietas en Castilla... el ser usada por todos, segregada, escondida, maniatada, ultrajada, humillada... no debe ser fácil luchar contra eso para una mujer en la edad media, en una región católica, donde se debe callar, obedecer y tener hijos para casarlos con quien mejor sea prudente.

¿O la hicieron? Una simple mujer caprichosa, aniñada, estorbosa que no era la mejor compañía en asuntos oficiales, ante el rey Luis XII de Francia o el rey Enrique VII de Inglaterra. Una mujer que tenía la curiosa idea que su marido, "el hermoso", debería serle fiel, sólo para ella, siempre para ella. ¿Qué mejor que recluirla y utilizarla sólo para obtener su rúbrica? Mantenerla viva solamente por todo el botín español -americano, pues- que representa.

Curiosamente, quienes la utilizaron murieron en el camino. Su esposo. Sus padres. Y hasta su hijo, don Carlos V, murió un par de años después.

Vivía la mayor parte de su vida recluída, humillada por carceleros crueles. Por una servidumbre que hablaba de ella a sus espalda, y hasta enfrente de ella. Los únicos que tuvieron piedad de ella fueron su hija Catalina, quien la acompañó durante su infancia y parte de adolescencia, hasta que se casó con Juan de Portugal; y Francisco de Borja, quien después sería elevado a santo, que en los últimos momentos de agonía de la anciana reina entendió toda su dolorosa y punzante travesía por los mares políticos de Europa, e impidió que se le condenara como endemoniada, cosa muy usual en la época.

La anciana reina madre murió a los 75 años. Quizá nunca conoció la felicidad. Sus hijos le fueron arrebatados desde pequeños, y Felipe jamás la amó. Pobre diabla... al final de sus días no era más que una sombra que recorría Tordesillas, una anciana que yacía enllagada, con gangrena delirando sueños de amor...

Finalmente... tanto en lo físico, como en lo mental no dejó de recordarme a uno de los más grandes amores de mi vida... el pelo negro, tez clara, delgada, pequeña, de senos discretos; una niña que se encabrita de la nada, que resulta grosera y soez con su vanidad desmedida; Allāh quiera que ya haya cambiado, por su bien... por el mío...

Chequen el libro... no se arrepentirán... muuuucha historia, y mucha indignación y sorpresas de un hecho tan conocido que se tornó popular...

P.D.

Por cierto, las descripciones que hace la autora de la campiña flamenca, de los paisajes de Granada, Castilla, Inglaterra, Francia... son suntuosos... realmente los gocé. Son tan vívidos que invitan a su encuentro...

P.D. 2

Las frases que me gustaron:

  • ¿Sabías que las españolas son como antorchas? Una vez encendidas, arden toda la noche...
  • Sois responsable de vuestra esterilidad, Alteza -murmura el monje francés en su confesionario-; el placer vuelve estériles a las mujeres y se afirma que sentís por Monseñor un amor en exceso ardiente...
  • Hijo mío, Juana te ama más de lo que la amas tú; esa es su desgracia y lo presiente. Sin duda has nacido para hacer sufrir a las mujeres.
  • El prior de Segovia llegará de un día a otro, Monseñor. Temedle, es demasiado castellano como para ser honesto.
  • Mejor es hacer que rebuzne un asno muerto que confiar en los franceses.
  • Efectivamente, el hombre tiene encanto, un hermoso porte, un rostro sensual, ese bello espejo ha podido atraer fácilmente a la alondra que se ha roto contra él las alas...
  • Querida esposa, ese muchacho sólo tiene desafortunadas cualidades y agradables defectos, le educaron en la idea de que dios creó el mundo para su placer.
  • Una vida es un mosaico de promesas no cumplidas...
  • La mitad de una enamorada es la mitad de una infiel o de una perseguidora...
  • Los signos, Monseñor, desvelan lo que tememos. Ved en ello, por el contrario, pruebas de buena fortuna y todo os sonreirá.
  • Los pasajeros gritan y se empujan. Cristo, la Virgen y todos los Santos del cielo escuchan las más locas promesas.
  • El candor, hijo mío, es a menudo el fallo de los versátiles. Cuando gobiernes Inglaterra, cree sólo en ti mismo.
  • Juana no separa los ojos de su marido. El sufrimiento la redime,le hace renacer, se lo devuelve. El hombre que quiso aplastarla, aniquilarla, humillarl a su padre, ofrecer Castilla a unos extranjeros está a su mercerd, como un niño pequeño. Su odio hacia él se ha vuelto dulce, bueno, carece de memoria.
  • ¿El día es oscuro o es clara la noche?
  • ¿De modo que no le castigaban, sólo, dejándola en la orilla, sino intentaban ahogarla?
  • Señora, el amor es como el movimiento del mar, luchad y pereceréis, abandonaos y seréis salvada.
  • Se lo entregue todo, mi cuerpo, mi memoria, mis sueños de porvenir. Mi carne era su tierra y acudía a reposar en ella, a encontrar su placer, a arrojar su cimiente. Él y yo, me sentía satisfecha, invencible.
  • Luego, llegó el tiempo de humillación, el tiempo del viento que no acaricia ya sino que rompe y quiebra.
  • La muerte es compartir...

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