viernes, 15 de octubre de 2010

Santo y leyenda



Santo y leyenda
REDACCIÓN/CAROLINA ESQUEDA
NOTA PUBLICADA: 10/15/2010

Por un abrazo y un autógrafo del Hijo del Santo, Óskar Gabriel Baena, de 10 años, se formó dos horas en el patio de la Casa de la Cultura, después de salir de la clase de guitarra. 

“No es el Santo pero es su sangre, ¿Si viste la del Doctor Frankenstein? Es su mejor película”, decía el niño a sus amigos, impaciente por ver al hijo de la leyenda de cerquita.

Tres generaciones de leoneses se reunieron en la Casa de la Cultura para la inauguración de la muestra dedicada al Enmascarado de Plata, que su heredero inauguró ayer.

Ahí estuvo Valente Ascencio, quien vio una de las últimas luchas de la leyenda en la Arena Isabel, cuando tenía 5 años. Lo acompañaron sus cuatro hijas, la mayor de 10 años, que son fanáticas del enmascarado porque lo vieron en la película contra las Momias de Guanajuato.

“Mi papá me llevó, ya casi no me acuerdo”, contó mientras alzaba a sus hijas, para que todas pudieran ver al hijo del héroe.

También fueron las amas de casa que vieron en acción a los dos luchadores, junto con cientos de niños, que aunque les gustan las luchas ‘gringas’ reconocen a los verdaderos maestros del Pancracio. Hasta Nikolás, el payasito, abandonó su esquina para tomar fotos del momento con su celular.

El luchador llegó casi a las 7 y recorrió la galería junto a la prensa y algunos invitados del Instituto Cultural de León. La mayoría de las piezas de la exposición son suyas y fue contando su historia.

Su público esperaba afuera en una fila interminable para llevarse un autógrafo en la libreta de la escuela, en la máscara plateada, en la mochila con su imagen, en la camiseta que llevaba puesta.

Luego, el Hijo del Santo se puso tras la mesa para empezar con la firma, y los más irrespetuosos se colaron para ser los primeros, desatando la rechifla y reclamos de todo tipo.

Después de un rato la fila se acomodó y las quejas se terminaron. Así, como cientos más, Óskar se fue feliz, después de que su ídolo lo saludó de mano.



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