miércoles, 9 de febrero de 2011

Contempla EU envío de tropas a México en contra del narco




  • Mando del Ejército lo revela; Washington lo obliga a rectificar
 
 
 
David Brooks, corresponsal


Periódico La Jornada
Miércoles 9 de febrero de 2011, p. 5
 
Washington, 8 de febrero. El subsecretario del Ejército de Estados Unidos, Joseph Westphal, declaró que en México hay una forma de insurgencia encabezada por los cárteles de la droga que potencialmente podrían tomar el gobierno, lo cual implicaría una respuesta militar estadunidense. Sin embargo, horas más tarde fue obligado a desmentir su posición afirmando que su dicho no expresaba la política oficial de Washington.

Westphal, el segundo civil de mayor rango en el ejército, dijo que uno de los flancos estratégicos más preocupantes para Estados Unidos, más allá de las guerras en Irak y Afganistán, es América Latina y particularmente México. “Como todos saben, hay una forma de insurgencia en México con los cárteles, que está justo sobre nuestra frontera. Esto no se trata sólo de drogas e inmigrantes ilegales. Esto es, potencialmente, sobre una toma de un gobierno por individuos que son corruptos”, afirmó.

El subsecretario, quien participó en un foro sobre asuntos de seguridad, realizado en la Universidad de Utah, informó que aunque estaba expresando una opinión personal en torno a la situación en México, dijo que había compartido ésta con la Casa Blanca. Agregó que no deseaba ver una situación en donde soldados estadunidenses fueran enviados a combatir una insurgencia “sobre nuestra frontera… o tener que enviarlos a cruzar esa frontera” hacia México.

Sin embargo, esta tarde, después de que la noticia de sus comentarios circuló en los medios y periodistas interrogaron al Pentágono por sus declaraciones, Westphal emitió un comunicado por escrito afirmando que fue impreciso y que sus palabras no representaban la posición oficial estadunidense.

“Mi declaración… erróneamente caracterizó al desafío presentado por los cárteles de la droga en México como una forma de insurgencia. Mis comentarios no fueron y nunca han sido la política del Departamento de Defensa o del gobierno de Estados Unidos hacia América Latina.

No hablé en nombre del presidente, del asesor de seguridad nacional, del secretario de Defensa o cualquier otro funcionario encargado de establecer y articular la política de Washington. Lamento que mis declaraciones imprecisas pudieran haber causado preocupaciones entre nuestros socios y amigos en la región, especialmente México, indicó.

Casi toda la ponencia de Westphal fue dedicada a los desafíos tanto burocráticos como estratégicos que enfrentan las fuerzas armadas de Estados Unidos en términos generales, sobre todo en las regiones de Medio Oriente y el sur de Asia. Al concluir, un estudiante le preguntó sobre qué puntos ciegos percibía en la estrategia de seguridad internacional.

El ejército de Estados Unidos y el Departamento de Defensa comentaron hoy que por ahora sólo están respondiendo a lo dicho por Westphal, con el comunicado emitido esta tarde.

Sin embargo, no es la primera vez que un alto funcionario del gobierno de Barack Obama ha empleado el término insurgencia para referirse a la situación en México, ni tampoco la primera ocasión en que esas apreciaciones son rápidamente desmentidas.

En septiembre del año pasado, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, comentó que los cárteles de la droga se estaban volviendo una amenaza semejante a una insurgencia en México, que controlan ciertos territorios y que el país se parece cada vez más a la Colombia de hace 20 años y por tanto se requiere algo equivalente al Plan Colombia para enfrentarlo (el cual incluyó el envío de militares estadunidenses a esa nación).

Al día siguiente, el presidente Obama dijo que México no se puede comparar con Colombia, mientras otros funcionarios intentaron matizar las declaraciones de Clinton.

Anteriormente, el Departamento de Defensa también ha generado controversias por sus evaluaciones de México, como su informe sobre asuntos estratégicos a largo plazo, publicado en 2008, que desató un debate bilateral sobre si México podría volverse un Estado fracasado.

En ese informe se alertó que el creciente asalto de los cárteles sobre el gobierno mexicano genera preocupación sobre un México inestable, y cómo ello representaría un problema de seguridad nacional de proporciones inmensas para Estados Unidos.

Advirtió que ante un deterioro repentino en México el caos demandaría una respuesta estadunidense basada en las serias implicaciones para la seguridad interna (de Estados Unidos).

Más recientemente, un informe elaborado por el centro de investigaciones del Congreso resumió que algunos analistas, al evaluar las tendencias y dimensiones de la violencia ligada al narcotráfico hoy día, sugieren que los cárteles mexicanos podrían ser similares a insurgentes intentando infiltrar al Estado mexicano, al penetrar el gobierno y la policía.

Por todo lo anterior es cada vez más difícil saber cuál es la verdadera posición oficial de Estados Unidos en torno al asunto de seguridad en México.


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