miércoles, 14 de julio de 2010
Los 10 activistas "antigay" que acabaron siendo... gays
Como dice Horacio Villalobos: todo homófobo tiene una jotita por dentro... por su furia los conocereis...
Los 10 activistas "antigay" que acabaron siendo... gays
Por Andres Bacigalupo
¿Son casos aislados? ¿Por qué muchos de los que en público defienden la llamada “familia tradicional” luego terminan generando escándalos que contradicen totalmente sus dichos? Estas respuestas no son sencillas pero, mientras tanto, una web de EE.UU ha recopilado –en una suerte de “ranking” de la hipocresía- a diez políticos ultraconservadores (y eminentemente “antigays”) cuya verborragia homófoba se hizo trizas tras descubrirse que, en cualquier caso, se odiaban a sí mismos. Porque eran gays.
En el número uno aparece Troy King, ex fiscal general del sureño estado de Alabama, conocido tanto por su oposición a los derechos LGTB como a la legalización de los juguetes sexuales. Según Ranker, King fue descubierto por su propia esposa teniendo sexo con otro hombre.
Luego aparece un tal Jim West. Este hombre, alcalde de la ciudad de Spokane (estado de Washington), se destacó por promover prohibiciones para que gays y lesbianas trabajaran en escuelas y agencias sociales estatales. Se negó, además, a apoyar cualquier iniciativa para la prevención del VIH. Hasta que alguien descubrió que detrás del usuario de Gay.com “Cobra82” estaba el señor alcalde. Se supo luego que solía chatear y frecuentar jovencitos bastante más jóvenes que él. West murió en 2006.
Tercer puesto. Richard Curtis es del mismo estado que West. Le pasó algo parecido aunque el escándalo fue mayor. Curtis tenía un historial de votaciones indudablemente “antigay”. No sólo se opuso a la ley de unión civil para homosexuales sino que también rechazó el proyecto de una ley contra la homofobia. En 2007, sin embargo, debió renunciar luego de que el prostituto y ex actor porno Cody Castagna confesara algunas de las aventuras sexuales entre ambos, incluyendo el detalle de que Curtis se vistiera de mujer en la intimidad.
En el cuarto puesto encontramos a un político republicano de Pennsylvania llamado Bruce Barclay. Su caso es algo extraño. Tras una acusación de violación por parte de un muchacho (algo que nunca se prueba) la policía allana su vivienda. Y aunque no encuentra ninguna pista firme en relación al delito denunciado, los policías se sorprenden con otro hallazgo: al menos un centenar de vídeos de “alta calidad” en los que Barclay se divierte teniendo sexo con hombres jóvenes.
El quinto lugar de este ranking lo ocupa Roy Ashburn, protagonista del escándalo más reciente. Republicano, padre de cuatro hijos y homófobo declarado, Ashburn pasó de ser uno de los más vehementes patrocinadores de la Proposición 8 (que en 2008 anuló la ley de matrimonio gay en California) a un ebrio descontrolado en un local de ambiente de Sacramento que terminó diciendo: “Soy gay... esas son palabras que han sido muy difíciles para mí por un largo tiempo".
El sexto en esta lista de conservadores antigays es Larry Craig, muy acomodado en su banca de senador por el estado de Idaho (estuvo unos 18 años en el cargo) hasta que en junio de 2007, quizás sobrevalorando su impunidad, quiso coquetear con un policía en el aeropuerto de Minneapolis y se enteró todo el mundo. Craig, firme defensor de la prohibición federal del matrimonio gay (conocida como DOMA), declaró tras el escándalo: “No soy gay y nunca lo fui”.
Lo de Ed Schrock (puesto número 7) no es muy diferente. Congresista por Virginia entre 2001 y 2005, Schrock se opuso a todo proyecto de ley que fuera positivo hacia los gays: desde el matrimonio hasta su ingreso en el ejército. Ello, sin embargo, no le impidió contratar prostitución masculina. Lástima que fue filmado...
Robert Allen, senador estatal republicano de Florida fue, como Larry Craig, “víctima” de sus propios deseos en un lugar público. Este legislador, cuyas votaciones son acordes en un 90% con la Coalición Cristiana (un lobby conservador de EE.UU) le ofreció 20 dólares a otro hombre para practicarle sexo oral. Desafortunadamente, ese “otro hombre” era un policía vestido de civil y todo trascendió. Allen renunció.
En el puesto número nueve nos encontramos con el pastor Ted Haggard, de Colorado. Su salida del armario fue forzada por la denuncia del prostituto Mike Jones, quién no omitió el detalle de que Haggard pagaba sus servicios sexuales con una sustancia ilegal adictiva llamada “metaanfetamina cristal”.
Por último, este ranking de la doble moral lo cierra Mark Foley, representante legislativo del distrito 16 de Florida en Washington. Su escándalo fue destapado por un programa de la cadena ABC en 2006. Y quizás sea el caso más grave. Porque, más allá de su orientación sexual, Foley fue descubierto enviado mensajes de alto contenido sexual a jóvenes de entre 16 y 18 años. Es decir, menores de edad ante la ley estadounidense.
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