martes, 21 de septiembre de 2010

Decapita a su novia y se va a un bar a beber con la cabeza en una bolsa


España

Decapita a su novia y se va a un bar a beber con la cabeza en una bolsa


«Vais a estar 50 años sin verme, acabo de hacer algo muy malo», dijo a los vecinos


Día 21/09/2010

M. VILLASECA / P. GARCÍA-BAQUERO

«Vais a estar 50 años sin verme porque acabo de hacer algo muy malo, y voy a ir a la cárcel». Eran las 16.30 del pasado domingo y José Ángel Gallardo, alias «el Ratón», de 34 años, apuraba una cerveza en el «Bar Pepín» de la localidad cordobesa de Villarrubia, mientras contaba a uno de los camareros, Alfonso, que acababa de decapitar a su pareja, Rocío Torrera, de 30 años, con quien apenas llevaba un año de relación. A pesar de la gravedad del relato, ninguno de los presentes le hizo el menor caso, ya que ni su tono de voz ni su actitud «tranquila» invitaban a pensar que lo que decía era cierto. Y ello a pesar de que su camisa tenía restos de sangre, aunque los presentes pensaron que «sería de alguna pelea».

Sin embargo, algo más tarde, cuando varios de los clientes salieron del bar y vieron un charco de sangre en la calzada, comprendieron de inmediato que no se trataba de ninguna broma macabra. Horrorizados, descubrieron junto al bar una bolsa en cuyo interior estaba la cabeza de la víctima. Y lo que resultaba aún más siniestro: muy pronto todos repararon en que esa bolsa era la misma que llevaba «El Ratón» cuando llegó al local para tomarse unas cervezas.

Más tarde trascendió otro detalle: el criminal, un tipo de poca corpulencia y que en 2007 intentó quemar a sus padres en su casa aunque un juez lo absolvió por falta de pruebas, habría llevado también el singular «equipaje» a casa de su familia.

Según las primeras investigaciones, «el Ratón» utilizó para perpetrar su espantoso crimen un cuchillo de grandes dimensiones. Horas antes, la pareja había almorzado en casa de los padres del criminal y se marcharon en una motocicleta hacia El Higuerón. Aunque se ha comentado que vivían en un piso, fuentes policiales consultadas por ABC indicaron ayer que podían estar residiendo en una nave de la zona que un tío de la joven les prestó. Tenían dos hijos y no consta denuncia alguna por malos tratos.

Tras el crimen, José Ángel, un sujeto con «fama de golfillo» que además tenía problemas con las drogas «aunque se estaba rehabilitando», avisó a su hermano y le anunció que iba a suicidarse. Sin dar tiempo a que pudiera reaccionar, «el Ratón» corrió campo a través y subió a una torreta de alta tensión, donde permaneció durante un tiempo. La Policía había detectado su rastro y lo localizó en ese punto. «Si no me dejáis, me tiro», amenazó a los agentes. Segundos después caía desde 30 metros de altura tras haber recibido una descarga eléctrica letal. El arma asesina estaba junto a la base del poste eléctrico y, según fuentes policiales, «era compatible con las lesiones que presentaba la víctima».

Asesino y víctima recibieron sepultura ayer por la tarde, mientras decenas de personas se concentraban en el bulevar Gran Capitán de la localidad en protesta por la víctima número 50 de la violencia de género. Las reacciones de las fuerzas políticas se sucedieron a lo largo de la jornada.

Hundidos por la tragedia, los padres y uno de los hermanos de Rocío, llamado Juan, no se explicaban ayer en el Tanatorio de Alcolea cómo José Ángel Gallardo había sido capaz de cometer un acto tan brutal. Sentado en un banco, a la espera de noticias sobre la autopsia, el padre de la joven aseguraba a ABC que hacía tan sólo dos semanas que había estado con su hija y «El Ratón» sin que nada hiciera presagiar el trágico final. «Si yo llego a ver lo más mínimo, éste no hace esto; no llega», se lamentaba, a la vez que daba a entender con gestos la escasa corpulencia y la baja estatura del asesino de su hija: «No tenía dos guantás, era un mierda de tío».

Juan, por su parte, aseguraba que llevaban muy poco tiempo juntos, incluso menos de un año, y que sabían que el criminal tenía antecedentes agresivos, así como problemas con las drogas.


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