Phillip y su esposa Nancy Garrido fueron arrestados el miércoles bajo sospecha de mantener secuestrada desde 1991 a Jaycee Lee Dugard, quien habría engendrado dos hijas de su captor.
Los Angeles. Una corte de California presentó hoy 28 cargos contra Phillip y Nancy Garrido, quienes secuestraron a una niña de 11 años y la mantuvieron por 18 años en la parte trasera de su propiedad, en el norte del estado.
Los Garrido, quienes comparecieron este viernes ante un juez de la Corte Superior del condado de El Dorado, en Placerville, enfrentarán acusaciones como violación y actos lascivos forzados a una menor, en relación con el secuestro de una niña en Suth Lake Tahoe, en 1991.
Los encausados, que tienen cada uno una fianza de un millón de dólares, pueden ser condenados a varias cadenas perpetuas, si son hallados culpables.
El caso se hizo público el pasado miércoles cuando Jaycee Lee Dugard acudió a una oficina de la policía, donde denunció que había permanecido durante 18 años cautiva y que durante ese tiempo procreó a dos hijos con su secuestrador.
Phillip Garrido, de 58 años, y su esposa Nancy, de 55, fueron arrestados el miércoles bajo sospecha de mantener secuestrada a Dugard en la parte trasera de su casa en Antioch, tras llevársela por la fuerza cuando ésta se encontraba cerca de una parada escolar.
El acusado reconoció ser el padre de las dos niñas de Dugard, quienes tienen 11 y 15 años de edad.
Garrido estuvo preso entre 1977 y 1988 por secuestro y asalto sexual a una mujer en noviembre de 1976. En esa ocasión fue sentenciado a 50 años de prisión.
En 1977, Garrido ingresó a una prisión federal de donde fue transferido a la cárcel estatal de Nevada, en Carson City, en enero de 1988, pero en agosto del mismo año se le otorgó la libertad condicional.
Además del caso de Dugard, la policía obtuvo una orden de cateo para registrar la casa de los Garrido a fin de determinar si están vinculados con una serie de asesinatos de prostitutas en los años 90, cuyos cuerpos fueron hallados en esa zona.
Phillip Garrido reconoció en una entrevista telefónica que había sido "algo repugnante" lo que hizo con Dugard.
El oficial Les Lovell, de la comisaría del Condado El Dorado, había adelantado que Garrido sería acusado formalmente este "de secuestro, violación sexual, falsa reclusión, actos lascivos ante un menor y otros delitos".
Dugard estuvo estos 18 años escondida en el fondo de la casa de sus captores, el matrimonio de Phillip y Nancy Garrido, de 58 y 54 años, respectivamente, situada en Antioch (70 km al este de San Francisco), según los primeros elementos de la investigación.
"Descubrirán la historia más impactante proveniente de la testigo, la víctima, solo esperen", dijo el captor. "Lo que me mantuvo ocupado en los últimos años es que cambié completamente mi vida", agregó.
"Van a caerse de espaldas y al final descubrirán la historia más impactante y tierna", insistió. "Tenía a estas dos niñas pequeñas (con Jaycee Dugard). Ellas se dormían en mis brazos todas las noches desde que nacieron. Nunca las besé, hay que ir lentamente", añadió Garrido.
Dugard habría tenido dos hijas con su secuestrador, quienes de acuerdo con el diario local Sacramento Bee, tendrían 15 y 11 años, lo que significa que su madre tuvo a la mayor a los 14 años.
Dugard apareció esta semana porque Garrido, bajo régimen de libertad condicional por delitos sexuales anteriores, llamó la atención de la policía al ser visto con dos mujeres y unas menores en la Universidad de Berkeley, al norte de California.
El hombre fue convocado a un cita en la comisaría -que suelen ser rutinarias en personas en libertad condicional-, y Garrido compareció el miércoles con dos mujeres adultas y unas menores. En ese interrogatorio donde al principio Jaycee Dugard se presentó como Allissa, la joven terminó revelando su identidad.
Según Fred Kollar, de la comisaría del condado de El Dorado, al este de San Francisco, Jaycee y sus dos hijas concebidas en cautiverio "nunca fueron ni a la escuela ni al médico. Todas fueron mantenidas en total aislamiento", indicó.
Era una pequeña de 11 años, rubia y ojos azules, cuando fue secuestrada en la parada de autobús, ante la presencia del esposo de su madre, Carl Probyn.
El secuestro de Jaycee transcurrió mientras el abusador -y su esposa- cuidaban de la madre de Garrido, postrada, y mantenían escondidas a la joven y a sus dos hijas en el fondo de su casa, en unos cobertizos y carpas destartaladas.
Su pequeño mundo se redujo a unas cobijas apiñadas, una ducha provisoria y un excusado exterior. La electricidad provenía de un alargue.
Las niñas fueron vistas varias veces por los vecinos, pero Garrido decía que eran hijas de amigos. Y a pesar de visitas regulares, un oficial de aplicación de las penas, encargado de supervisar la sentencia de Garrido por un secuestro y violación en 1971, nunca notó algo extraño en la casa de este hombre que se convirtió en un fanático religioso.
La policía halló el jueves en ese patio escondido donde mantuvo a las secuestradas, el auto que buscaron todos estos años en la investigación del paradero de Dugard.
