Secuestra regidor electo del PRI a mecánico para no pagar $600 pesos
Jorge Miguel Martín Álvarez, hijo de un ex alcalde se hizo pasar por un integrante de los Zetas y se llevó al trabajador. El y su amigo fueron detenidos por una patrulla federal de caminos y presentados ante las autoridades.
Cancún.- Un regidor electo del PRI y un amigo se hicieron pasar por zetas y secuestraron a un modesto mecánico para no pagar una reparación a su auto; fueron detenidos por una patrulla federal de caminos y presentados ante las autoridades de donde fueron rescatados por el padre del primero, ex edil de Playa del Carmen.
El mecánico Eutilio Córdoba Leyva acusó por secuestro y privación ilegal de la libertad, y un agente del Ministerio Público abrió la averiguación previa 6381/01-2010, contra Jorge Miguel Martín Álvarez, hijo del ex alcalde, Miguel Ramón Martín Azueta, y regidor electo del municipio de Solidaridad.
El caso levantó una ola de indignación en círculos locales; el secuestro es tipificado como delito grave sin derecho a fianza, en este caso además existe la imputación directa del agraviado a quién no pagó siquiera los seiscientos pesos que sumaba la compostura.
Según explicaron, el regidor priista electo Jorge Miguel Martín Álvarez y su amigo Ernesto Alfonso Cabrera Cano, viajaron la noche del sábado de Playa del Carmen a Cancún para ir a una fiesta, tras la cual se corrieron una parranda en la zona hotelera.
El domingo por la mañana regresaban a Playa cuando Jorge Miguel dio un volantazo que hizo que su auto se desviara golpeando una banqueta que reventó una llanta; llamó a su amiga en esta ciudad la que pidió al dueño que una vulcanizadora sacarlo del apuro.
Eutilio Córdoba Leyva, empleado del taller dijo su padrón le ordenó hacer el servicio al auto del regidor, para lo que tuvo que ir en taxi al lugar indicado en la autopista Cancún-Tulum.
Realizado el trabajo pidió al muchacho que le pagara 600 pesos; el otro reclamó que era muy caro; el mecánico explicó que cobraba el trabajo, materiales y el importe del taxi que lo llevó.
Jorge Martín se rehusó a pagar, “me sale más barato darte un balazo y desaparecerte”, respondió burlón.
Bajó del auto y con su amigo subió al mecánico a la fuerza, al tiempo que le advertía que se disponía a matarlo; Eutilio narró que lo ataron en el asiento posterior del auto mientras discutían que habría que “encintarlo” –cubrirle la cabeza con cinta industrial—“como a los otros ¿verdad?”.
“Después me miraban y se reían a carcajadas”, recordó.
Así circularon casi tres horas, finalmente enfilaron rumbo a Playa del Carmen; en el tramo Cancún-Puerto Morelos una patrulla de la Policía Federal de Caminos les marcó el alto y Eutilio aprovechó y pidió auxilio a los agentes.
Explicó a los oficiales que lo llevaban secuestrado; Jorge Miguel y su amigo lo negaron y se identificaron como “amigos del procurador y del gobernador”; los agentes decidieron presentarlos en las oficinas de la Policía Federal de Caminos; dos horas más tarde llegó el padre del muchacho, Miguel Ramón Martín Azueta para “rescatar a los muchachos”.
Miguel Ramón Martín, cuya administración fue seriamente cuestionada y es propietario de un periódico en Playa del Carmen, del que su hijo --el regidor-- es vicepresidente, advirtió a la guardia de la Federal de Caminos que hablaría “gente de muy arriba” para facilitar su petición.
Pese a amenazas y ofrecimientos, el mecánico Eutilio Córdova presentó acusación con sus dos secuestradores, quienes se justificaron alegando que había sido “una broma”.
El mecánico Eutilio Córdoba Leyva acusó por secuestro y privación ilegal de la libertad, y un agente del Ministerio Público abrió la averiguación previa 6381/01-2010, contra Jorge Miguel Martín Álvarez, hijo del ex alcalde, Miguel Ramón Martín Azueta, y regidor electo del municipio de Solidaridad.
El caso levantó una ola de indignación en círculos locales; el secuestro es tipificado como delito grave sin derecho a fianza, en este caso además existe la imputación directa del agraviado a quién no pagó siquiera los seiscientos pesos que sumaba la compostura.
Según explicaron, el regidor priista electo Jorge Miguel Martín Álvarez y su amigo Ernesto Alfonso Cabrera Cano, viajaron la noche del sábado de Playa del Carmen a Cancún para ir a una fiesta, tras la cual se corrieron una parranda en la zona hotelera.
El domingo por la mañana regresaban a Playa cuando Jorge Miguel dio un volantazo que hizo que su auto se desviara golpeando una banqueta que reventó una llanta; llamó a su amiga en esta ciudad la que pidió al dueño que una vulcanizadora sacarlo del apuro.
Eutilio Córdoba Leyva, empleado del taller dijo su padrón le ordenó hacer el servicio al auto del regidor, para lo que tuvo que ir en taxi al lugar indicado en la autopista Cancún-Tulum.
Realizado el trabajo pidió al muchacho que le pagara 600 pesos; el otro reclamó que era muy caro; el mecánico explicó que cobraba el trabajo, materiales y el importe del taxi que lo llevó.
Jorge Martín se rehusó a pagar, “me sale más barato darte un balazo y desaparecerte”, respondió burlón.
Bajó del auto y con su amigo subió al mecánico a la fuerza, al tiempo que le advertía que se disponía a matarlo; Eutilio narró que lo ataron en el asiento posterior del auto mientras discutían que habría que “encintarlo” –cubrirle la cabeza con cinta industrial—“como a los otros ¿verdad?”.
“Después me miraban y se reían a carcajadas”, recordó.
Así circularon casi tres horas, finalmente enfilaron rumbo a Playa del Carmen; en el tramo Cancún-Puerto Morelos una patrulla de la Policía Federal de Caminos les marcó el alto y Eutilio aprovechó y pidió auxilio a los agentes.
Explicó a los oficiales que lo llevaban secuestrado; Jorge Miguel y su amigo lo negaron y se identificaron como “amigos del procurador y del gobernador”; los agentes decidieron presentarlos en las oficinas de la Policía Federal de Caminos; dos horas más tarde llegó el padre del muchacho, Miguel Ramón Martín Azueta para “rescatar a los muchachos”.
Miguel Ramón Martín, cuya administración fue seriamente cuestionada y es propietario de un periódico en Playa del Carmen, del que su hijo --el regidor-- es vicepresidente, advirtió a la guardia de la Federal de Caminos que hablaría “gente de muy arriba” para facilitar su petición.
Pese a amenazas y ofrecimientos, el mecánico Eutilio Córdova presentó acusación con sus dos secuestradores, quienes se justificaron alegando que había sido “una broma”.
Fernando Meraz-corresponsal/Milenio
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