Anoche regresé de una de las mejores pedas de la era post IPC -sí, te la perdiste Alan-, y me conecté unos minutos a la red para ver novedades de medio día de ausencia. Y en Twitter me encontré una lamentabilísima noticia: Don Roberto Cantoral era el #1 del Trend Topic, en México. Más abajo decía "Itati", y por un microsegundo me pasó por la cabeza que era uno más de esos rumores twitteros que se desatan a cada rato sobre la muerte de algún famoso, como los usuales de Chabelo. Incluso el viernes Noroña desató uno sobre la muerte de Ifigenia Martínez, y había estado durante la tarde del mismo viernes el murmullo de la alegre partida de Irma Serrano. Pero algo me decía que esto no era un simple rumor. La única nota que hacía alusión a la muerte de Roberto Cantoral era una del Sol de México. Ni hablar, tendría que esperar hasta el día para confirmarlo.
Y lamentablemente lo hice. Un titán de la música mexicana nos había dejado.
En lo particular, si me duele su partida, porque su música fue mi única compañera durante una de las peores depres de mi vida, la del 2001...
Lloré... sí: lloré a moco tendido escuchando de su propia voz La Noche que te Fuiste, Corazón no te Rajes, Regálame esta Noche, La Barca y, por supuesto, Reloj. Logré conectarme con su esencia de forma íntima, como con José Alfredo o Chava Flores.
Ni hablar, los grandes se nos están llendo a una velocidad apabullante. Ojalá pasen muchos meses sin que se vaya otro titán de tal magnitud...
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