lunes, 20 de diciembre de 2010

EE.UU.: ¿Dios "creó" o "guió" al Hombre?


Pero bueno, por algo se dice que el pueblo gringo es el más ignorante del mundo... la mayoría de ellos no sabe cuando coños fue la Segunda Guerra Mundial...

EE.UU.: ¿Dios "creó" o "guió" al Hombre?

Carlos Chirinos
BBC Mundo, Washington

La mayoría de los estadounidenses cree que Dios hizo o facilitó la evolución del hombre. Los científicos son minoría.

"En Dios creemos" dicen los billetes de toda denominación en EE.UU. Las caras de los próceres que identifica el papel moneda puede cambiar, pero la fe es una sola.

No es la fe en la moneda centro del capitalismo-religión, si no en el Dios "verdadero", el Creador del Cielo y la Tierra, el Ser Supremo.

Lo que varía entre los creyentes estadounidenses es cómo trabaja (o trabajó) Dios. Es la eterna disputa entre la Teoría de la Creación y la Teoría de la Evolución, aunque entre los "creacionistas" también hay un debate importante.

Según un estudio de la firma encuestadora Gallup, un 78% de los estadounidenses considera que Dios creó al hombre o las condiciones para que se desarrollara, mientras que sólo un 16% piensa que no hubo intervención divina en la evolución humana.

Imagen y semejanza


En la encuesta realizada vía telefónica la semana pasada, el 40% de los consultados dijo creer que Dios hizo al ser humano a su imagen y semejanza, tal como lucimos actualmente, hace unos 10.000 años.

Las evidencias científicas sugieren que la especie Homo, de la que habría evolucionado el hombre, apareció entre 2 y 2,5 millones de años atrás.

Pero, para este grupo, el libro del Génesis de la Biblia es suficiente explicación sobre cómo y por qué está la raza humana sobre la Tierra.

Entre los "creacionistas" tienden a ubicarse las personas con menor grado de educación y de zonas rurales, muchos son gente que suele ir frecuentemente a la iglesia y algunos están afiliados al conservador Partido Republicano, aunque hay que aclarar que no se trata de variables interdependientes o exclusivas.

El estudio indica que los "creacionistas puros" han bajado del 47% que eran hasta 1999.

Evolución distinta


Al otro lado del debate sobre la existencia humana está la teoría de la evolución, según la cual el hombre se desarrollo durante millones de años a partir de formas de vida más simples.

Aunque la tendencia de los científicos, principales defensores de esta idea, es a eximir a Dios de alguna participación en ese proceso, un buen porcentaje considera que se trató de una evolución "guiada" por la divinidad.

Esta tesis de la "evolución teística", opuesta a la "evolución secular" es apoyada por un 37% de los consultados.

Eso deja a los científicos puros en franca minoría dentro de la sociedad estadounidense: sólo un 16% respalda la teoría, aunque según el estudio es un grupo que ha aumentado del 9% que representaba en 1982.

En sus conclusiones, en el trabajo de Gallup se asegura que "la estructura básica de creencias acerca de los orígenes del ser humano es generalmente la misma que era a principios de los 80".

Dios en todas partes


Como indica el estudio, el 85% de los estadounidenses cree en Dios, por lo que el debate sobre la creación y las "evoluciones" del ser humano no es un ejercicio únicamente teológico o científico y tiene implicaciones en todos los aspectos de la vida.

Son famosas las batallas que se dan en las escuelas estadounidenses para imponer qué versión del desarrollo de la humanidad se da en los libros de texto.

En los últimos años incluso se ha producido un "re-etiquetado" de las ideas de los creacionistas con la acuñación del concepto de "diseño inteligente", opuesto al de "selección natural".

La propuesta asegura que la evolución fue conducida por una "entidad inteligente" - aunque no identifica la entidad como Dios- en un intento hasta ahora poco exitoso por evitar chocar con las leyes que velan por el carácter secular de la educación y el gobierno en EE.UU.

Pero en EE.UU. Dios está en todas partes, como lo demuestra el que cualquier político que aspire un cargo de elección popular deba dar testimonio de devoción cristiana, no importa la denominación de la iglesia a la que asista.

Una manera en la que Dios termina influyendo en el proceso político y la vida estadounidense, con la potestad que sólo tiene un Creador.


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