domingo, 10 de julio de 2011

La irremediable y lamentable muerte de Facundo Cabral...


Eran cerca de 8:15, cuando  me meto a Twitter. Y lo primero que veo es este mensaje:



Al inicio me apendejé. No capté la dimensión. Sí, venía modorro aún. pero tras un par de segundos, y acelerar el volante, trato de rastrear la noticia. Nuevamente tenía la primicía oscura gracias a twitter, como con los terremotos de Haití, Chile, los mineros, masacres en medio México, el tsunami at el.

Facundo Cabral había sido asesinado cobardemente. El hombre que le cantó al amor, a la paz, a la hermandad de los hombres, había llegado al final de su camino enmedio de un tiroteo, que ni siquiera era para él, pues como bien lo dice Alberto Cortez, Facundo no tenía enemigos. ¿Cómo tenerlos, si era una especie de santo juglar? Un hombre que irradiaba paz, espiritualidad. Un hombre como los que rara vez produce este vomitivo y sangriento mundo. Un hombre que, si hubiera 1000 como él en el mundo, otra cosa sería la realidad loca que vivimos.

Quise llorar, pero no pude. A 10 minutos de llegar a la oficina, no sería muy buena idea que digamos. La segunda vez que reprimo mis lágrimas ahí. La primera fue el 5 de mayo pasado.

¿Por qué llorar por un desconocido venido a vagabundo errante y cristianoide?

Porque Facundo era enorme. Un titán. Me llegó duro al alma hace años que lo escuché por primera vez. Tanto sus canciones, sus chistes, sus frases motivadoras. Me acompañó en los momentos más tristes y felices de mi pasado reciente. Era de ley escucharlo a diario en esos días. Y en épocas frecuentes al menos una vez a la semana. Pero siempre metido en el corazón. Tanto así que estaba en mi lista de propósitos a cumplir antes de morir:

65.- Ir a un concierto de Alberto Cortez & Facundo Cabral


Las reacciones en el mundo no se hicieron esperar. cantantes, políticos, luchadores, activistas sociales, gente común. Todos consternados, dolidos, perplejos. Perra realidad tirana.

El por qué y quienes, es accesorio. El hecho es que perdimos a un ser de luz, a un ser humano excepcional. y sin su compañía, los días que le restan a la humanidad son cada vez más aciagos. Pobres de nosotros...





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