lunes, 13 de septiembre de 2010

La guerra desde León


La guerra desde León
REDACCIÓN
NOTA PUBLICADA: 9/13/2010

A las 10 de la noche del 14 de mayo de 1811, un general realista envió una desesperada carta de auxilio a su superior.

El motivo: León era cercado por cientos de insurgentes y las fuerzas realistas sólo contaban con 60 hombres para defender la plaza.

Treinta de los elementos realistas eran leoneses que se sumaron como voluntarios para luchar contra los insurgentes y otros 30 eran soldados que fueron sacados del hospital de San Juan de Dios –donde convalecían- para custodiar la cárcel, en donde había 200 presos.

Los habitantes de León vivían en zozobra. Aunque muchos simpatizaban con la causa libertaria, el arribo de las fuerzas insurgentes provocaba incertidumbre.

La desesperada carta de auxilio la envió Manuel Meza, quien era el responsable provisional de la seguridad en León.

La misiva estaba dirigida al jefe realista Félix María Calleja, y detalla cómo vivía León aquellos primeros días de la lucha de la Independencia, hace dos siglos:

“La semana anterior tuve que hacer alarma dos noches por estar amenazados de 500 enemigos en el rumbo de Comanja, y otros 500 hacia el de San Juan de los Llanos, ambos parajes en estas inmediaciones; y avisado (el capitán) Soberón y el Subdelegado de esta villa de estos amagos, se vinieron de San Pedro Piedragorda (de Zacatecas) y vieron que desaparecieron otros insurgentes de aquellos puestos. Se pasó Soberón para Silao con la compañía del Príncipe, dejando aquí a 30 voluntarios para medio resguardar esta Villa.

“Los expresados voluntarios quedan acuartelados y haciendo servicio formal quienes me prestaron 30 fusiles y escopetas con los que armé otros tantos de los (soldados) convalecientes, para ver cómo nos defendemos (…) Acabo de saber, por conducto fidedigno, que en La Tlaquichera (lo que hoy es Nuevo Valle de Moreno) están reunidos 300 insurgentes con un cañón y dicha hacienda dista de aquí siete leguas”.

En otra carta, el mismo mando realista expresó con estas palabras su angustia por no tener suficientes soldados para defender la villa de León:

“Estando tan arriesgada esta Villa, como Usted premeditará por lo que llevo referido: ¿como será posible disminuirle el corto número de sesenta hombres que la guarecen?”.

El jefe realista Félix María Calleja atendió el llamado de auxilio y en junio de 1811 decidió instalarse por segunda vez en León.

Ya antes, en diciembre de 1810 –cuando la lucha de Independencia apenas iniciaba- Calleja había residido en León, y desde aquí había ordenado algunos de los ataques contra los insurgentes.

En su segunda estancia en León, Calleja se dedicó a ordenar ataques contra los insurgentes en toda la región del Bajío, en Zacatecas y en los Altos de Jalisco.

A su despacho en León llegó la siguiente carta de un general realista que alertaba de la presencia de miles de insurgentes en Pénjamo y de La Piedad:

“Del pueblo de La Piedad a la hacienda de Santa Ana Pacueco (en Pénjamo) hay un ejército de contrarios que no bajará de diez mil hombres, al que se le han agregado y fomentan los cabecillas siguientes: el Cura Macías, Cura Ramos, Rayón, Huidobro, Torres, Padre Navarrete, Camacho, Valdespino y Becerra. Además de esto aseguran los padres Bravo que ayer entraron en el citado pueblo cinco insurgentes enviados por dichos cabecillas a advertir a los vecinos que si no los recibían de paz, entrarían de guerra”.

En una carta enviada al Virrey –la cual está fechada en León-, Calleja detalla las acciones que emprendió para recuperar La Piedad.

“Excelentísimo señor: En mi último parte del día primero de este mes que duplico en esta ocasión, por si hubiere padecido extravío, comuniqué a Vuestra Excelencia las noticias que me había dado el señor brigadier José de la Cruz, acerca de la reunión de insurgentes en La Piedad y en los cañones de Juchipila y Tlaltenango (ambos en Zacatecas), y aunque las fuerzas con que me hallo y la expectativa en que estoy de los sucesos de Valladolid, que ignoro en lo absoluto, no me permiten emprender muchas cosas (…) he hecho salir una división de 800 hombres de infantería y caballería con dos piezas (…) hacia La Piedad, para disipar aquellas gavillas y poner en orden los pueblos de las inmediaciones que han estado por tanto tiempo al abrigo de los rebeldes de todas partes. Esta división se hallaba ayer en la Hacienda de Frías, distante de la de Santa Ana 15 leguas, donde estaba el cabecilla Huidobro”.

El ataque para recuperar Pénjamo y La Piedad ocurrió en plena época de lluvias, por lo que el caudal del río Lerma impedía las maniobras militares, según detalla Calleja en esta carta enviada desde León al Virrey:

“Veo las dificultades que presenta en el día para todas las operaciones la actual estación que puede ofrecer el paso del Río que se impone crecido y con poca facilidad para vadearlo, y por lo mismo he dejado en libertad a otros comandantes para que procedan como lo contemplen, más acertado prometiéndome un pronto y feliz éxito de esta expedición que dejará libre de enemigos aquella parte”.

Mientras residió en León, Félix Calleja -quien al paso de los años sería Virrey- también ordenó expediciones militares contra grupos de insurgentes en Dolores, San Miguel el Grande (hoy de Allende) y San Luis de la Paz, “hasta dejar tranquilo aquel país y libre la comunicación con Querétaro”.

Además ordenó reforzar la vigilancia en Celaya y Salamanca, según detalla esta misiva:

“Hacia la de Celaya he hecho salir al teniente Coronel Campos con órdenes de que se sitúe allí o en punto que fuere más apropiado para perseguir las cuadrillas que intercepten en el camino; y he destinado al Subdelegado Concha para que situado por ahora en Salamanca, con que como merece su porfiada e incomparable contumacia, la ordene de mantener también libre la comunicación con Querétaro”.

En decenas de cartas más, fechadas en León entre junio y julio de 1811, Calleja y sus generales detallan las acciones emprendidas para tratar de sofocar la rebelión emprendida por Miguel Hidalgo, y que dejó la muerte de miles de insurgentes.

De puño y letra

Algunas cartas fechadas en León, en las que Calleja y sus generales detallan acciones contra los insurgentes:

14 de diciembre de 1810

dEl mariscal de campo José de la Cruz remite dos cartas a Calleja sobre los movimientos de tropas en San Juan del Río y León.

18 DE DICIEMBRE

Desde Celaya, José de la Cruz envía carta a Calleja en la que le pide apoyo de un destacamento bastante fuerte, para luego emprender su marcha a Irapuato. Alerta del avance de un grupo de insurgentes hacia Guadalajara.

20 DE DICIEMBRE

Otra vez desde Celaya, De la Cruz remite a Calleja objetos de guerra y municiones y le da noticia del plan de los rebeldes para ocupar Valladolid (lo que hoy es Morelia).

21 DE DICIEMBRE

José de la Cruz informa a Calleja sobre el nuevo plan que tiene para batir a Miguel Hidalgo, Allende y otros insurgentes, quienes pretenden hacerse cobrar fuerza en Guadalajara.

22 DE DICIEMBRE

De la Cruz avisa a Calleja que hay una reunión de 3 mil hombres rebeldes armados con 6 cañones en Acámbaro. Calleja le ordena que los ataque de inmediato y que fusile a los prisioneros.

25 DE JUNIO DE 1811

Cartas del brigadier José de la Cruz referente a la campaña contra los insurgentes y contestaciones de borradores, sin firma, que se supone son de Calleja.

1 DE JULIO

De la Cruz recibe dos oficios de Calleja, muy atrasados, en los que contesta de enterado sobre la acción que sostuvo el coronel Agustín de Iturbide en el puente de Salvatierra y de la deserción de los dragones y voluntarios de la villa de León.

2 DE JULIO

El coronel Miguel del Campo avisa a Calleja que les quitó cañones y ganado a los insurgentes en Salamanca.

5 DE JULIO

Miguel del Campo remite desde Zitácuaro y otros puntos, la noticia de que murieron dos mil insurgentes, a quienes se les tomaron 29 cañones.

6 DE JULIO

Calleja envía desde León carta al Virrey Venegas, dándole aviso de que se atacó a insurgentes en La Piedad.

18 DE JULIO

El coronel Miguel del Campo da parte de la persecución de insurgentes en Cuitzeo de los Naranjos (hoy Abasolo).

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