Y se hizo el milagro. La pluralidad llevó hace unas horas a Obama al poder. Ganó las elecciones del imperio. Le pateó el trasero por más de la mitad al pinche McCain.
En el discurso de la derrota, McCain hablaba ante un público entre texano y neonazi. Gente que se veía con verdaderas ganas de putear negros. De molerlos a palos.
Y con Obama se veían blancos, negros, orientales, árabes, latinos... seguramente de todas las religiones, tendencias políticas y sexuales...
Lidia Cacho escribió ayer "Obama: la globalización de la esperanza", y coincido con el título de su articulo. Pues su elección fue seguida con verdadero interés por todos en el mundo. En México sólo fue opacada por la muerte de Iván...
Estamos ante uno de los eventos más importantes en la historia de la humanidad. Un cambio de rumbo urgente para el coloso imperial. La esperanza renace dentro y fuera del Imperio. Las satrapías respiran tranquilas. No más Bush, por lo pronto, quien -curiosamente- fue su principal aliado electoral.
¿Qué sigue? Que no me lo maten de aquí al 20 de enero... y a recuperar la esperanza. Un mundo mejor aún es posible...
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