sábado, 4 de julio de 2009

Máscara contra poder


Proceso nos regala nuevamente un artículo muy chingón acerca de lo que viven los luchadores mexicanos... aunque es en general... tienen una vida muy complicada, sin prestaciones, vacaciones, derechos básicos... y aún es hora que no veo The Wrestler...

Máscara contra poder

RAúL OCHOA

No sólo pelean arriba del encordado y hasta entre las butacas repletas, casi siempre, de fanáticos iracundos. Con frecuencia, el principal desafío de los luchadores se ubica afuera, en la barandilla, en el litigio por su identidad, en la defensa de una máscara y un nombre. Máscara Sagrada cuenta su calvario, que ya suma 13 años, y denuncia a promotores, empresarios y a Televisa por lo que él define como “despojo de personaje”.
Máscara Sagrada, la leyenda viviente de la lucha libre contemporánea que en los noventa impactó por su novedoso atuendo y estilo, relata el calvario que ha vivido desde 1996 como consecuencia de un conflicto con el promotor Antonio Hipólito Peña Herrada por “despojo de personaje”.
Desde entonces, y aunque Peña falleció en octubre de 2006, el pleito continúa con sus herederos, pese a que el 23 de septiembre de 2005 el luchador obtuvo el certificado de reserva de derechos para uso exclusivo del “personaje humano de caracterización”. Este documento le fue otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, dependiente de la Secretaría de Educación Pública.
Debido a la ruptura de Máscara Sagrada con Peña, su amigo durante 15 años, el deportista fue vetado en la llamada pantalla chica y excluido de las principales carteleras de la promotora Asistencia, Asesoría y Administración de Espectáculos (Triple A), así como en el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL). En esta historia también está involucrada Televisa.
En entrevista con Proceso, Máscara Sagrada comenta que gran parte de su carrera deportiva la perdió en los tribunales y en el veto que le impuso Peña ante el consorcio televisivo.
–¿Televisa se prestó a la maniobra? –se le pregunta.
–Sí. Descubrí que esa empresa y Triple A son socios. Tampoco pude continuar en el Consejo Mundial de Lucha Libre, porque también ahí está metida la televisora.
Durante algunos años, mientras todavía era amigo de Peña, Máscara Sagrada se encargó de la programación de la Triple A y pudo darse cuenta de cómo se maneja el negocio de la lucha libre.
“Televisa lleva la mercadotecnia y toda la explotación de imágenes de luchadores en celulares, playeras, máscaras y figuras. Promociones Antonio Peña sólo se encarga de las luchas”, afirma.
–¿La Triple A es un negocio redondo?
–Toño les dejó una mina que difícilmente se acabarán.
–Si arriba del ring uno de sus principales rivales fue Pierroth, ¿quiénes han sido sus mayores adversarios abajo del cuadrilátero?
–Antonio Peña y Televisa. A pesar de que en 2005 Derecho de Autor emitió un fallo que me fue favorable, se mantuvo el veto en mi contra tanto en televisión como en las funciones de la Arena México.
Comenta que fue traicionado por Peña, quien cedió a Televisa los derechos del nombre de Máscara Sagrada . Acepta que en sentido estricto él llegó a ser propiedad del consorcio televisivo: “Te manipulan y utilizan como cualquier objeto, y cuando dejas de ser útil te botan”.
“Desde el momento en que tomé la decisión de acudir a los tribunales para resolver mi problema senté un precedente. Después de mí siguió La Parka, quien también demandó. Octagón no quiso hacerlo. Hay luchadores que ni siquiera se percatan de que el nombre que usan no es de su propiedad. Mientras no se ponga un remedio, los seguirán explotando”, asegura el entrevistado.
Añade que Triple A posee el registro del nombre de por lo menos 20 luchadores, entre ellos el de La Parka y Psicosis. Los empresarios y Televisa manejan a su antojo a los luchadores y les imponen las condiciones que más les convienen.
–¿Son utilizados?
–¡Todos! Desafortunadamente no hay protección para ellos, y en todas las arenas, desde las chicas hasta las grandes, son víctimas de la explotación. Hay muchos promotores, como Marco Antonio Moreno, de la Arena Naucalpan y director de Grupo Internacional Revolución, que abusan de los atletas, sobre todo de los jóvenes, y les pagan lo que quieren.
Los amigos…
Entre Máscara Sagrada y Antonio Hipólito Peña germinó una amistad que se prolongó por 15 años. Se conocieron en 1980, en el Club Atlético Romano, durante un entrenamiento. Ambos eran profesionales de la Empresa Mexicana de Lucha Libre. Para entonces, Máscara Sagrada se hacía llamar Hecatombe, y Peña personificaba a Kahos. Peña se retiró por lesiones, pero permaneció como auxiliar en el Departamento de Programación del CMLL.
“Antonio tenía un talento especial para promover a los luchadores y todas sus ideas daban buenos resultados en las programaciones de la Arena México”, recuerda Máscara Sagrada .
Hecatombe debutó el 2 de septiembre de 1978, pero 10 años después Peña le propuso que cambiara su nombre por el de Mágico, que se estrenó en Guadalajara el 22 de octubre de 1988, donde fue todo un éxito que se repitió en la Ciudad de México.
Sin embargo, un luchador de Monterrey reclamó ese nombre que estaba registrado ante Derecho de Autor. En adelante, Mágico se presentó como El luchador sin nombre. Este detalle motivó a la empresa a emprender la campaña “póngale nombre al luchador sin nombre”.
“Llegaron costales de cartas. Me dieron como 100 nombres y Toño me dijo: ‘Escoge el que más te guste’. Me agradó el de Máscara Sagrada ”, dice el atleta.
Así, debutó el 19 de junio de 1989. Dice que pronto tuvo pique con Pierroth y esa rivalidad, que se prolongó hasta los años noventa, le abrió las puertas de las funciones estelares de la Arena México.
Cuenta que en 1992 a Peña se le presentó la oportunidad de fundar la promotora Triple A, en sociedad con Televisa. Para ello contó con el respaldo del Consejo Mundial de Lucha Libre. La nueva empresa atrajo a todos los estelaristas de la Arena México: Máscara Sagrada , Perro Aguayo, Fuerza Guerrera, los Dinamita y Octagón.
Los problemas económicos del consorcio televisivo hicieron que éste se desligara de Triple A en 1995. “Cuando Televisa se apartó, Peña tomó todo el control y su familia se encargó de la contabilidad y la administración de la empresa.
“Nos deslumbraron con sueldos que nos íbamos de espaldas. Cuando cobré la lucha del debut de la Triple A me dieron 2 millones de pesos. Pero las garantías bajaron y con ello surgieron los problemas. Toño me nombró programador de la Triple A, junto con Súper Muñeco.”
Dice que su carrera iba en ascenso hasta que un día se enteró de que Televisa estaba pagando unas regalías por lo que se vendía con la imagen de los luchadores en ropa, así como en los productos de Ricolino y en muñequitos.
Y prosigue: “Todos los compañeros cobraron y me dijeron que fuera por mis regalías. Acudí y ahí se acabó todo: Consideraba a Antonio Peña como mi amigo, pero un amigo no te hace eso. El contador de Televisa me dijo: ‘Ya están aquí tus regalías, pero no podemos pagarte porque tu nombre nos pertenece, Antonio Peña nos lo cedió’”.
El luchador comenta que cuando le reclamó a Peña éste le dijo que todo lo había hecho para beneficiarlo y que no debía preocuparse.
“Seguí en el puesto de programación, pero con desconfianza. Un día llegó una promotora de Japón (Primeworld Inc.) y me planteó que quería grabar una triplemanía. Se hizo y si no mal recuerdo fue de los primeros triunfos de la empresa en el ámbito internacional.”
Añade que poco tiempo después se enteró de que el contrato con la firma japonesa firmado el 16 de junio de 1995 había sido por un monto de 17 mil dólares. Encaró a Peña y lo recriminó por no compartir parte de esa suma con los luchadores.
Plantea que a partir de ese momento se gestó su salida de Triple A, pues le hicieron la vida imposible. Cuando le planteó a Peña que iba a renunciar éste le dijo que se marchara, pero sin el nombre. El luchador le respondió que la denominación se la había ganado en la Arena México y que si quería quitársela tendría que hacerlo por la vía legal.
“Los luchadores no tenemos seguro ni las prestaciones que debe darnos una empresa. En 1996 contraté a un abogado para que llevara mi caso ante Conciliación y Arbitraje, pero se vendió y todo se fue al pozo”, lamenta.
–¿A cuánto ascendían las regalías que Televisa no le pagó?
–Nunca me dejaron ver la cantidad porque no me la iban a entregar. Pero hubo compañeros que cobraron entre 30 y 40 mil pesos de un solo concepto, por ejemplo, de Ricolino. Imagínese cuánto me correspondía por todo lo que se manejó de imagen, entre muñecos, playeras y souvenirs.
–Además de reclamar los derechos de su nombre, ¿usted también exigía su reincorporación en las luchas libres?
–No. Yo no iba a regresar a Triple A. Pensaba hacer carrera en el Consejo Mundial de Lucha Libre, pero me pusieron trabas para volver. Todavía en 2005 me llamaron para participar en un acto por el Día del Niño, y en una función en la Arena México. Pensé que en adelante iba a seguir en el Consejo Mundial de Lucha Libre, pero no fue así. Y he tenido que batallar de manera independiente.
–¿Quién le puso las trabas?
–Sólo me dicen que no hay vacantes, que están completos, pero nunca me plantean nada concreto. Las negativas provienen del Departamento de Programación, a cargo de Juan Manuel Mar. Hasta la fecha le sigo hablando, sin ningún resultado.
–¿Se arrepiente de la decisión tomada?
–Por una parte lamento los cinco o seis años que perdí dentro de mi carrera deportiva; pero por otra, me enorgullece haber peleado por lo mío, por un derecho que me correspondía como luchador y que no me dejé arrebatar.
“Reconozco que a lo mejor debí haberme quedado callado, hacerme ojo de hormiga. Tal vez soñé mucho, me tomé atribuciones que no me correspondían y eso afectó mi carrera. De no haber hecho nada, quizás ahora estaría bien, pero me explotarían como les ocurre a muchos de mis compañeros.”
–Ahí está la diferencia. Tuvo dignidad.
–Aunque de la dignidad no se come (ríe). Es que no se puede hacer nada. Comparo esto con la situación del país. Yo quise cambiar algo a pequeña escala, una empresa, imagínese lo que le puede ocurrir a quien quiera mejorar al país. Como están las cosas, sencillamente le hacen lo mismo que a mí: desaparecerlo.
–Pero no le han cortado las alas.
–No, porque seguimos luchando en provincia. No en arenas de renombre, como la Arena México, ni estamos en espectáculos de Triple A debido al pleito que afortunadamente gané. Al pelearme con Triple A queda una plaza descartada, al igual que en el Consejo Mundial de Lucha Libre.
–¿Cómo sobrevive Máscara Sagrada ?
–Luchando. Me puse a estudiar acupuntura y vivo de ella. Además, llegó el tiempo de cerrar mi ciclo como luchador, porque no quiero quedar inválido o chueco. Más vale retirarse en plenitud de facultades que andar causando lástimas.
–Ahora ya viene el relevo generacional con su hijo.
–Le voy a dar el nombre, pero hasta que me entregue el título profesional en administración de empresas. Le faltan dos años para recibirse. Va a ser difícil que tenga opciones con el nombre de Máscara Sagrada , porque le dejé un camino sembrado de enemigos. Por mis antecedentes, no podrá ingresar a Triple A y está difícil que entre al Consejo Mundial de Lucha Libre, porque este organismo es una sucursal de Televisa.

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