Del español al turco, pasando por el Che
Ángeles Lucas
BBC Mundo, Estambul
El grupo editorial de la organización ha traducido del español al turco los diarios y cartas del Che Guevara.
"Lo estamos vendiendo muchísimo. Es un éxito", asegura.
No sólo está plasmado en las bolsas de la editorial nacionalista, también está en pósters -junto a Fidel Castro- en el único stand Latino Americano con presencia en el evento; el de la asociación turca José Martí de la Amistad con Cuba.
"Hemos traducido y publicado cerca de 10 títulos cubanos al turco", asegura Oğuz Kavala, su presidente.
Entre ellos se destaca la constitución cubana, la Responsabilidad de la revolución, de Raúl Castro, y La colmenita, uno de los más vendidos.
Prioridades
"Los temas políticos son cuestión prioritaria para que los editores se animen a traducir libros del español a otros idiomas. Eso ha ocurrido en numerosos países y en distintas épocas", reflexiona Rafael Carpintero, traductor del turco al español del Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk, entre otros.
Los Premios Nobel también asegurada la traducción sin dilación, y el idioma español cuenta con once de ellos.
Pero nuevos autores, otros menos conocidos u obras clásicas en español pueden nunca llegar a ser traducidos a otros idiomas. Si no existen ayudas institucionales y a los editores no les interesa porque no les enriquece, terminan perdiéndose para una gran parte del mundo.
"No hay ninguna institución internacional que asesore sobre cuáles son los mejores títulos para ser traducidos. Los criterios son fundamentalmente editoriales y comerciales. A veces pasa que lo que se traduce en Estados Unidos es lo que siguen el resto de los países".
"De todas formas, las editoriales tienen un doble catálogo, uno el que vende, y el otro el que da prestigio; y eso facilita que algunos escritores menos populares tengan la posibilidad de ser traducidos", explica Carpintero.
"También, por ejemplo, en Turquía, los editores aceptan el asesoramiento de los traductores para decidir qué libros se deberían publicar. En España no pasa tanto", afirma.
Más latinoamericanos que españoles
Inci Kut es la principal traductora del español al turco con más de 40 obras interpretadas.
"Mi traducción de Crónica de una muerte anunciada de Gabriel Márquez fue puesta en escena el año pasado con gran éxito", declara.
Y ahora está muy ilusionada porque pasará al turco el último libro del reciente nobel, Mario Vargas Llosa.
"También se ha traducido con éxito a Federico García Lorca, cuyas obras de teatro se representan muy a menudo en los escenarios turcos", cuenta.
"Pero en Turquía hay mucho más interés en los autores latinoamericanos, especialmente en el famoso realismo mágico de Gabriel García Márquez y de otros escritores de América Latina".
"Hace 20 años estaban en su apogeo y el lector quedaba fascinado con lo que contaban. Después el entusiasmo se apagó un poco, pero aun así, el lector prefiere la literatura latinoamericana. Desgraciadamente, no siguen tanto a la de España ", le dijo Kut a BBC Mundo.
Sin embargo, por primera vez en sus 29 ediciones, la feria del libro de Estambul tuvo un país invitado de honor y el elegido fue España.
Ser traductor
Para la presidenta de la asociación venezolana de traductores, Patricia Torres, la traducción es un importante mecanismo de difusión de culturas.
"Y del español destacaría que es una lengua que une a más de 23 países de una región que muchas veces es poco conocida, sobre la que prevalecen los estereotipos. Traducir obras de autores latinoamericanos implica transmitir esa realidad a otras personas", explicó.
En el caso de España, según el director del Libro en España, Rogelio Blanco, el estado destina un millón de euros al año a la traducción.
"Y estas ayudas pueden ser solicitadas por editoriales de todo el mundo, y por supuesto latinoamericanas, que ejercen una fuerza muy importante al español", explicó el funcionario, quien asistió a la feria de Estambul.
Además de recursos, sin embargo, los traductores también reclaman ser reconocidos como creadores, lo que sucede en España y Turquía pero no en todos los países de la región latinoamericana.
Y es que "la traducción no es una labor mecánica, es conformar una realidad", explica el profesor Ovidi Carbonell.
"También es una profesión de gran responsabilidad y relevancia. Por ejemplo, Martin Lutero tradujo la Biblia. Por eso también hay políticos que nos tienen miedo. Porque traducir también es un arma, ha habido traductores que han sido asesinados por ejercer su trabajo", afirmó.
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