lunes, 6 de septiembre de 2010

La Barbie: Una detención sospechosa



La Barbie: Una detención sospechosa

Ricardo Ravelo

Desde el momento de su captura, Édgar Valdez Villarreal no ha parado de darle a la Policía Federal información acerca de los principales capos y cárteles del narcotráfico, a cambio presuntamente de evitar su expulsión a Estados Unidos. Eso y el hecho insólito de que durante su arresto no se disparara ni un tiro han hecho pensar en una entrega pactada de este violento sicario, quien conoció por dentro tres organizaciones criminales, una de las cuales lo considera traidor.

MÉXICO, D.F., 4 de septiembre (Proceso).- Con una larga carrera criminal, amplia militancia en el narcotráfico –en 20 años pasó por tres cárteles como sicario, hasta alcanzar una jefatura– y estrechas relaciones con altos mandos policiacos, Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, fue capturado el 30 de agosto en un operativo de la Policía Federal (PF) plagado de sospechas y que hizo correr versiones de una posible negociación para entregarse.

Según datos ya difundidos, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) ofreció presuntamente a Valdez Villarreal la garantía de no extraditarlo si colabora con las autoridades mexicanas para conocer el movimiento de los capos más importantes. Tal acuerdo se establece a pesar de que el gobierno de Estados Unidos ofreció una recompensa de 5 millones de dólares a quien aportara información para su captura.

En 2006 Steve Robertson, agente especial de la agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), dijo que ese país quiere juzgar a La Barbie, a quien persigue por tráfico de drogas, conspiración y homicidio.

En el momento de su captura, Valdez Villarreal era –como Nacho Coronel en el momento de su muerte– un narcotraficante en ascenso. Su actividad criminal data de alrededor de 1992, cuando su nombre empezó a ser mencionado a raíz de ejecuciones perpetradas en Tamaulipas por gatilleros bajo su mando. Era sicario del cártel del Golfo.

Hábil en el oficio de matar y en otro igualmente útil en el narcotráfico, el de corromper policías, La Barbie creó en Tamaulipas una estructura de espías, Los Halcones, la cual repitió en Nuevo León y Guerrero tras su incorporación al cártel de Sinaloa, en particular a la célula entonces encabezada por Arturo, Alfredo y Héctor Beltrán Leyva, conocidos en su etapa de esplendor como Los Tres Caballeros.

Pronto atrajo la atención de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas o El Jefe de Jefes, entonces socios. El gatillero de origen estadunidense fue pieza clave en la conformación de la estructura de sicarios que Guzmán Loera utilizó después de su fuga, en enero de 2001, para irrumpir en Tamaulipas, territorio ampliamente conocido por La Barbie.

Extracto del reportaje principal que se publica en la edición 1766 de la revista Proceso, ya en circulación.



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