viernes, 10 de septiembre de 2010

Libros Leídos XLIV: Mao en su Tinta


Y seguimos con los libros comunistoides del profe Rius.

Este libro fue realizado en el 79, cuando el recuerdo de Mao aún era fresco en todo el orbe. No es nada crítico. De hecho, es complaciente.

Por un lado, no se pueden negar los logros de la Revolución China.

China era un país golpeado, sumido en el absolutismo medieval, viviendo el momento más oscuro de su milenaria y vasta historia. Su feudalismo es perfecto para que las naciones occidentales, Inglaterra y Estados Unidos, fueran por ella y la doblegaran por más de un siglo, hasta que los revolucionarios chinos encabezados por Sun Yat-sen lograron erradicar la monarquía de la dinastía Qing.

Aunque China se sacude esa monarquía, sigue en manos del capitalismo occidental, hasta que un campesino de Shao Shan inició una serie de movimientos que evolucionaron a la guerra de guerrillas, hasta tomar el control de la China continental. Esto se escribe fácil, pero costó mucha sangre. Mao combatió no sólo a las huestes de Chiang Kai, sino también a los sanguinarios japoneses, quienes más que seres humanos parecían demonios, sembrando el caos y destrucción en la población china.

La revolución conlleva dos etapas: destrucción de las viejas estructuras, y construcción de los nuevos paradigmas. Y el interludio entre ambas fue, particularmente, monstruosa. Nefanda. Sanguinaria. ¿Valió la pena?

  • Cuando Mao tomó el poder, sólo el 80% de los chinos no sabía leer y escribir. Cuando murió, sólo eran 6%.
  • Cuando tomó el poder el promedio de vida de los chinos era de 35 años. Al morir él, de 83 años, el promedio de vida aumentó a 70 años. Se duplicó.
  • Entre la guerra del opio y la revolución de Sun Yan-sen la población china se mantuvo en unos 400 millones. Al morir Mao ya eran 700 millones. Aumentó en un 57% la población.
  • En el concierto de las naciones, China no era de importancia antes de Mao. Hoy día, ya desplazó a Japón como la segunda economía mundial, y amenaza con convertirse en la primera en menos de un lustro, para mayor bilis del Tío Sam. Mientras la Comunidad Europea amenaza con su putrefacción, el nuevo siglo anuncia la llegada de China como la más poderosa nación del mundo.
Así las cosas... ha costado mucha sangre, pero bien podría haber valido la pena...





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