domingo, 7 de noviembre de 2010

Otro daño colateral: el suicidio infantil



Otro daño colateral: el suicidio infantil
Santiago Igartúa

Ante el hecho de que en este sexenio se han disparado las cifras de suicidios entre niños, adolescentes y jóvenes, varios especialistas consultados por Proceso ofrecen algunas explicaciones: La guerra contra el narcotráfico emprendida por Calderón y la violencia entre los delincuentes generan terror, tensión, angustia y estrés postraumático que los menores no pueden muchas veces superar. De manera que, ante la falta de oportunidades, sumidos en la depresión y la desesperanza dentro de “un país que se desmorona”, prefieren quitarse la vida… por mano propia o sumados a las bandas criminales…

MÉXICO, D.F., 7 de noviembre (Proceso).- La inseguridad y la violencia que ha desatado la guerra de Calderón contra el narcotráfico, así como la falta de empleo y de oportunidades educativas, han disparado en México las cifras de niños, adolescentes y jóvenes que, dominados por el terror, la desesperanza o el estrés postraumático, se suicidan o intentan hacerlo.

De acuerdo con las estadísticas, sólo en 2008 alrededor de 150 mil chicos de 12 a 17 años de edad atentaron contra su existencia –25 mil 473 de los cuales requirieron atención médica–, mientras que 1 millón 400 mil más pensaron hacerlo.

 Y si se amplía el rango de edad, de 15 a 29 años, se encontró que, de finales de 2008 a las postrimerías de 2009, fueron alrededor de 350 mil los adolescentes y jóvenes que intentaron suicidarse.

Interrogado sobre las causas de que este fenómeno esté aumentando inclusive entre niños, Víctor Ruiz Velasco, psiquiatra e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, manifiesta que hay un vínculo entre el creciente número de suicidios juveniles y la violencia generada por el narcotráfico y los operativos desplegados contra el crimen organizado.

Terapeuta familiar, Ruiz Velasco encuentra “natural” que en un país sumergido en una ola de violencia haya numerosos suicidios, inclusive de menores. “Es así. De hecho, si se hace una revisión de episodios críticos de la humanidad, como son las guerras, los niños siempre salen lastimados en forma brutal”, señala.

“El suicidio –continúa el académico– es un acto muy violento que siempre está precedido por violencia. A todos nos afecta el clima en el que estamos viviendo. Es una circunstancia inédita, insólita, que nos sorprende, pero que a los niños afecta más. Los adultos tratamos de diseñar estrategias para enfrentar las circunstancias, pero a ellos los encuentra sin defensa, los aísla, los llena de miedo.”

Extracto del reportaje que se publica en la edición 1775 de la revista Proceso, ya en circulación.

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