miércoles, 15 de septiembre de 2010

A 200 años, reina la pobreza en Dolores



(foto de mi visita a la ciudad, en octubre del año pasado...)

A 200 años, reina la pobreza en Dolores

El municipio posee uno de los más altos índices de miseria en el Estado de Guanajuato; el 30 por ciento de las mujeres son madres solteras, un efecto de la migración a EU
León, Gto
A doscientos años del inicio de la lucha por la independencia, la ciudad de Dolores Hidalgo, vive un rezago social que lo coloca entre los municipios con más alto índices de pobreza en Guanajuato.

Las cifras no son alentadoras. Según el director de desarrollo social del municipio, Pablo González González, de los más de 135 mil dolorenses, el 40 por ciento vive en pobreza extrema.

Un ejemplo de esas 1200 familias que viven sin servicios básicos y con escasos recursos, es la de Juana María Gámez, quien vive con sus 5 hijos y su esposo que labora en trabajos de construcción como peón.

Ella tiene 35 años, vive en la comunidad de El Llanito (a 4 kilómetros de la cabecera municipal, con una población de 892 personas) y se encarga de la siembra y cosecha de verduras que vende a fuera del Mercado Hidalgo, en donde comparte banqueta con otras mujeres de su comunidad quienes venden igual que ella, verduras de temporada, o bien, gorditas de masa o fruta.

“Entre mi esposo y yo sacamos a la semana unos 1 mil 700 pesos que nos alcanza para los gastos de las escuelas de los niños y para comer”, dice Juana María, quien a pesar de las raquíticas condiciones, apuesta por vivir en familia.

Y es que en la gran mayoría de las 543 comunidades rurales que conforman el municipio de Dolores, el fenómeno de la migración es aun recurrente entre la población masculina. Desde los 14 años, los jóvenes abandonan sus estudios de secundaria y emprenden el largo camino hasta la frontera norte.

Al respecto, el alcalde de Dolores Hidalgo, Pablo González Cansino, estimó que unos 2 mil 500 alumnos de educación básica se rezagan o bien, desertan; y un gran porcentaje de esos alumnos, son los que inician la travesía hacia los Estados Unidos.

Otro factor que aumenta el número de migrantes, es “la decadencia de la industria de la alfarería”, la cual, según el director de desarrollo social del municipio, se debe principalmente a un rezago tecnológico y la falta de métodos de calidad que provoquen una renovación en los procesos de fabricación.

Pero las condiciones de pobreza en Dolores Hidalgo también se hacen notar por la falta de una infraestructura de salud, principalmente en las comunidades. Si bien en la cabecera municipal opera un Hospital Regional y un Centro de Salud que atiende pacientes de Dolores, San Felipe, San Miguel de Allende y San Diego de la Unión, principalmente, las comunidades son las más desprotegidas.

González González reveló que de las 543 comunidades, sólo 40 cuentan con una “casa de salud”, la cual opera con un médico de planta, una enfermera y una partera, que, según el funcionario, recibe capacitación médica para efectuar alumbramientos con mayor seguridad, tratando de preservar esa “tradición” en las comunidades.

En los municipios que no existen casas de salud establecidas, se realizan visitas periódicas de médicos para atender a la población.

El director de Desarrollo Social de Dolores Hidalgo destacó otros dos indicadores que reflejan no buenas condiciones de vida en la cabecera municipal y en las comunidades. Uno de ellos tiene que ver con el alto índice de madres solteras, las cuales, representan el 30 por ciento de la población total de mujeres dolorenses. “Incluso tenemos casos desde los 12 años, y son madres solteras, principalmente por el fenómeno de la migración”, abundó González.

Y el otro factor es el de la migración a la inversa, es decir, la llegada cada vez más constante de habitantes de otros municipios a la cabecera municipal buscando oportunidades de empleo, encontrándolas principalmente en el área de la construcción.

Pablo González González indicó que las personas llegan a Dolores provenientes de municipios cercanos como San Diego de la Unión, San Felipe y Ocampo, principalmente, quienes se asientan sobre todo en los alrededores de la ciudad, instalándose en casas paupérrimas construidos por ellos mismos. Estos migrantes representan el 8 por ciento de la población total del municipio.

Por último, el director de Desarrollo Social precisó que el presupuesto anual para su área es de 83 millones de pesos, los cuales son empleados en obras de infraestructura y sociales; cantidad que se ve complementada con uno 43 millones de pesos provenientes de programas federales y estatales, y otros 5.2 millones de pesos adicionales para apoyo al campo.

“Para poder mitigar estas condiciones de pobreza, se requiere de más gestión de recursos y tener una visión más amplia del problema por parte de las autoridades, pero también se requiere que la sociedad sea más participativa; además de hacer un diagnóstico puntual de las necesidades del municipio, para lograr mecanismos más efectivos de apoyo a la ciudadanía”, concluyó Pablo González.

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