martes, 6 de julio de 2010

Documentando mi Optimismo


Para que quede sentado desde ahora a quien le voy, pues en unas horas todos serán neonazis en potencia, narraré una anécdota que data del 29 de junio de 98.

Aún transitaba por la TV4. Estábamos a pocos días de salir de aquel basurero que hilvanaba destinos. En un acto inusualmente sospechoso, la maestra Albita nos dejó ver el partido de México-Alemania. Quizá por que en pocos días dejaríamos aquel lugar para siempre.

Pedro encabezaba el patriotismo masiosare. Orgulloso dirigía a la masa amorfa en la entonación del himno. Changui y yo, un tanto por contreras, otro por convicción, nos paramso y entonamos, como pudimos, el himno de la selección alemana. Esto, para coraje del perro de Pedro, pero para orgasmo nuestro.

Inició el partido, y el Luis Henández anotó el primer gol del partido... luego Alemania le arrinconó 2 goles a México, mandándolo a chingar a su madre, regreso al país.

Al final del partido, todos callados, tristes, cabizbajos. Todos menos 2: Changui y yo que festejábamos. Pedro se nos quedaba viendo al tiempo que su tip nervioso, el de tocarse nariz-labios-barbilla con su palma derecha. Era la típica mirada de "chinguen ustedes dos a su puta madre".

Queda por sentado que este fanatismo abstracto -pues no me gusta el futbol, de hecho lo evito-, hacia la selección alemana, de entonces para acá... gane o pierda, siempre fiel!

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