domingo, 4 de julio de 2010

Libros Leídos XXXIX: El Último Judío...


Este libro lo tengo por lo menos desde 2002, junto con otros 20 de la misma colección. El empastado duro es de lujo... orgásmico...

De esta colección ya he leído los referentes al graaan Ramsés II, a los Templarios y a la caída de Constantinopla. Pero este no había llamado lo sucifiente mi pinche atención.

De pronto el lunes me vi con la sublime necesidad de leerlo. La compulsión de agarrar en particular este libro, de mi colección de unos 500, me devoró. Y tuve que hacer otro tanto con el libro: lo leí entre la noche del martes y la mañana del viernes. Y wow. Sí, me gustó, pero tampoco será de mi top ten. Es una lectura amena. COMERCIAL. No busca lanzar netas cósmicas como los de Dan Brown. Él mismo lo dijo en alguna ocación: escribe para ganar dinero. Para tener en un buen estatus a su familia. Lo cual no creo que sea pecado, al menos lo admite y sus libros no lectura no es inmamable, contraria a los dizque eruditos que escriben por dinero pero lo disfrazan de insigth místicos.

La historia comienza con el padre Sebastián y una visión que tuvo en su juventud. La misma que lo llevó a la vida religiosa, y a usar sus contactos sociales para obtener de la "santa" sede una reliquia sagrada: parte del fémur derecho de santa Ana, la madre de la vírgen María.

Cuando se sabe de esto, todas las santas envidias caen sobre el priorato de la Asunción. Incluída la del señor obispo local.

Dicha reliquia traería ingresos extraordinarios al priorato. Pero primero, construir una magna iglesia en su honor. Y como primer paso, le encarga un relicario de playa y oro repujado a un excelente joyero judío. Es Toledo, 1489. Previo a la expulsión de los judíos de esa región.

El joyero se llama Helkias Toledado, quien al terminar el trabajo encargado por el padre, manda el mismo con su hijo mayor, Meir, de 15 años, de noche, para no levantar sospechas. Pero el casi niño es encontrado en los olivos del priorato. Muerto, con magulladuras moradas en los brazos, muslos y el pecho; tres puñaladas en la espalda, el ano desgarrado con rastros de esperma en las nalgas. Amén de una garganta rebanada. Y lo más importante para el padre Sebastián: el relicario no estaba. Había sido robado.

Así empieza esta novela, dividida en 7 partes, 46 capítulos en poco más de 400 páginas.

Inevitablemente la travesía del protagonista, Yonah Toledano, el segundo hijo de Helkias Toledano, nos remonta al Conde de Montescrito... es un Conde de Montecristo, pero judío, en la época de más vergüenza del racismo en España, cuando los muy santos reyes católicos deciden echar y aplastar a todo lo que huela a judío, marrano o moro en la muy católica España. Vemos como las pasa el cabrón, como se tranforma en hombre, y como el tiempo le da la oportunidad de no vengarse, pero sí de ver el final dantesco de los causantes de su desgracia: el monstruoso cura Bonestruca, el Conde Vasca y el bastardo de Daniel Fidel Tapia...

Lo que más me sedujo de esta lectura, es el leer sobre la rueda de la fortuna que es la vida: como el amorfo y nefasto Bonestruca termina en el limbo, visualizándose así mismo en el infierno de Dante, ardiendo en la eternidad por su vida de horror. Como la parálisis del Conde Vasca lo somete a la cárcel de su cuerpo, sin poder más que apenas pestañear y respirar, quedando lejos la época en que era temido y hacía con su dinero lo que le placiera.

Amén de permitirme volver a tener muy presente la terrible persecusión que la comunidad judía sufrío en manos de la nada santa Inquisición. La iglesia se olvida de todos los horrores que promovió en los siglos pasados cuando hoy nos habla de no usar condón, de votar por el PAN o de condenar el aborto, la muy bastarda.

Libro ameno, lectura buena... pero, definitivamente, he leído muchas cosas mejores... 8.0 de calificación...

P.D.

Lo que me castró las gónadas fue el epílogo... sí, la vida da esas vueltas, pero #nomamar...

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